Victoria humilde 

En sus marcas:

"Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino. " -Salmo 25:9

Listos:

Yo quería ser el mejor. Desde una edad temprana, dediqué tiempo, sudor y muchas, muchas horas para sobresalir en la lucha libre. Conocía mi talento y me apoyaba fuertemente en quién era yo en el mundo de la lucha libre. 

Pronto me encontré ganando constantemente. Me convertí en un campeón estatal, dos veces campeón nacional, y en 2012 luché para llegar a la cima del podio en los Juegos Olímpicos de Londres. Tenía una medalla de oro alrededor de mi cuello y cada éxito imaginable. ¡¿Qué más podría pedir?!

Todo lo que tenía era oro mundano. Dios y Sus tesoros eternos no estaban cerca de mi deseo. Había alcanzado el éxito humano final, sin embargo había un vacío dentro de mí que me molestaba y que no se iría de mi.

Cuando asistí a un campamento de FCA, esperaba encontrar a los atletas emocionados de que yo estuviera allí mostrándoles técnicas de lucha. Estaban agradecidos, pero el fuego en sus corazones realmente se encendió mientras adoraban a Jesús. Todos estaban absolutamente apasionados por Cristo. ¿Qué me faltaba? 

Su amor por Jesús me humilló. Aquí estaba yo, dando todo lo que tenía al deporte de la lucha como mi vida, mientras que estos jóvenes atletas pusieron sus corazones en un premio que no se empolva. Quería vivir esa vida y conocer a Cristo completamente.

Llegué a casa después del campamento con una nueva perspectiva de la vida. No hay otra cosa en la vida que sea más satisfactoria que una relación con Jesucristo. Es más que solo lucha, entrenamiento, ganar o incluso medallas de oro. Más que ir y venir. La lucha libre se termina. Una relación con Jesús es para siempre. 

Me he convertido en un gran  luchador por entender que todavía tengo espacio para crecer. Y lo mismo sucede con nuestra fe. Cada día tenemos la oportunidad de acercarnos a Dios, glorificarlo y hacerlo orgulloso. La humildad es el verdadero secreto para convertirnos en un campeón. He ganado el mayor logro en el atletismo, el oro olímpico, pero Jesús, el verdadero Campeón, vino a la tierra y caminó humildemente, buscando al Padre en todo. Él venció la cruz para que tengamos confianza no en nuestras propias habilidades, sino en Él y sólo en Él.

Es bueno hacer el trabajo necesario para triunfar en tu deporte, pero no dejes que eso sea lo único que eres. Deja que tu corazón descanse en Jesús y en todo lo que Él ha hecho por ti. Los tesoros mundanos se desvanecerán, y perseguir el placer no nos llenará. Siempre sentiremos vacío a menos que tengamos unidad con el Salvador. Seamos victoriosos y sigamos humildemente el ejemplo de Cristo para ser lo mejor que podamos como ofrenda a Él.

Fuera:

1.  ¿Cuándo has sido tentado a alardear de ti mismo en lugar de darle gloria a Cristo?

2.  ¿Cómo crees que se ve la verdadera humildad? 

3.  ¿Cómo puedes darle gloria a Dios en tu entrenamiento y vida? 

por Jordan Burroughs