Los milagros de JesúsMuestra

Jesús camina sobre el agua

Este milagro final que analizaremos ocurrió justo después de que Jesús y Sus discípulos alimentaran a los cinco mil. Jesús dio instrucciones a Sus discípulos de volver a sus botes y dirigirse a Betsaida. Mientras tanto, Jesús envió a la gente a su casa antes de que Él se fuera a la colina a orar.

Más tarde, Jesús vio el bote de los discípulos en medio del lago y notó que parecían luchar con las olas y el viento. Luego Jesús hizo algo inimaginable. Marcos 6:48 NTV dice, "Como a las tres de la mañana, Jesús vino a ellos caminando sobre el agua." El verso dice que Jesús intentó llegar a ellos, pero gritaban cuando lo vieron porque pensaban que Él era un fantasma.

Jesús les habló inmediatamente diciéndoles que no temieran, sino que fueran valientes porque ¡Él estaba con ellos! Luego, Pedro clamó a Jesús y le dijo, "Señor, si realmente eres Tú, permíteme ir a Ti, caminando sobre el agua" (Mateo 14:28 NTV). Jesús aceptó y Pedro bajó del bote.

Al comienzo, las cosas iban bien para Pedro mientras caminaba por el agua hacia Jesús. Pero luego movió su mirada de Jesús y vio, en cambio, las olas gigantes. En ese momento, se aterrorizó porque se estaba hundiendo, y le rogó a Jesús que lo salvara. Cuando Jesús se acercó y lo tomó Pedro dijo,"Hombre de poca fe...¿Por qué dudaste?" (Mateo 14:31 NTV). Luego, Pedro y Jesús subieron a la barca y el caos a su alrededor se clamó. Y los discípulos proclamaron, "¡Verdaderamente eres el hijo de Dios!" (Mateo 14:33 NTV).

Lo que nos llevamos hoy: Fijar nuestros ojos en Jesús

Es sorprendente cómo podemos estar siguiendo a Jesús tan de cerca y prestándole atención a Sus palabras, y luego, mover nuestra vista solo un poco hacia los problemas a nuestro alrededor e inmediatamente comenzar a hundirnos. ¿Te pasó alguna vez?

A menudo se dice que echamos un vistazo a Jesús, pero miramos fijamente a nuestros problemas, cuando deberiamos estar haciendo lo contrario a esto: mirar fijamente a Jesus y solo echarle un vistazo a nuestros problemas. Parece más fácil enfocarnos en lo que está mal, ¿no es así? Pero enfocar nuestros ojos en Jesús traerá calma a nuestras almas aún cuando los problemas nos acechan. La pregunta que necesitamos hacernos es "¿Dónde estoy fijando mis ojos?"

Al finalizar este Plan sobre los milagros de Jesús, quizás estás esperando tu propio milagro. No estás seguro cuando los deseos de tu corazón serán cumplidos, cuando tu sanación llegará o cuando esa relación será enmendada.

Aún en medio de todas estas cosas desconocidas, puedes descansar en la verdad de este Plan. Servimos a un Dios abundante quien no nos define por nuestras dudas, que está con nosotros sin importar nada, nos llame a rendirnos en la fe, y desea que pongamos nuestros ojos en Él y solamente en Él.