¿Su plan o el mío?Muestra

No agites el shampoo

Cierto día estaba en el baño y agarré el envase del  shampoo para verter un poco en mi mano, así que lo incliné ligeramente esperando que saliera el líquido. Pero pasaban segundos y segundos, y nada.  Así que me desesperé y sacudí el envase con fuerza, provocando que saliera repente demasiado shampoo, tanto que era incapaz de contenerlo en mis manos. Así que rápidamente intenté devolver el shampoo al envase. Logré meter algo de vuelta, mientras que otra parte cayó en el piso de la bañera y otra se quedó en mi mano. 

Al recordar esta cómica situación me doy cuenta de que muchas veces hacemos lo mismo en nuestras vidas. Queremos algo tan desesperadamente, que a veces lo arruinamos al apresurarlo. Queremos que las cosas lleguen rápido en el momento que pensamos que es mejor, y tratamos de “ayudar a Dios.” Entonces hacemos las cosas a nuestra manera, y cuando recibimos eso que tanto deseábamos, nos damos cuenta de que es mucho más de lo que podemos manejar en el momento. 

Tal vez no estábamos calificados para ese trabajo, tal vez no éramos lo suficientemente maduros para esa relación, esa no era la carrera que realmente me gustaba... En fin, nos apresuramos; y cuando tenemos  “eso” en nuestras manos, se nos resbala y no podemos manejarlo. Esa era la razón por la cual el Señor quería que esperáramos un poco más, porque Él sabe mejor que nosotros qué es lo que necesitamos y qué nos conviene realmente.

Salmos 37:7 nos aconseja: “Sé paciente y espera las obras del SEÑOR. [...]” Pues Él sabe los planes que tiene para nosotros, planes de bien y no de mal, para darnos un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11)

A algunos nos tocó adelantarnos un poco a los planes de Dios para entender que todo es mejor a su tiempo. Pero hoy es una nueva oportunidad para dejar todo en sus manos y dejar que nuestra vida salga del envase a su ritmo.

Leslie Ramírez