Temor del buenoMuestra

El temor del Señor produce bendición

En un estudio sobre la motivación humana realizado en 1943, el investigador Abraham Maslow concluyó que las personas buscamos satisfacer nuestras necesidades en etapas marcadas y diferenciadas. Las primeras etapas, las más básicas, cubren nuestras necesidades fisiológicas y de seguridad, como la alimentación, vestimenta, salud, vivienda y bienestar, para asegurar y proteger lo conseguido ante cualquier daño. Estas necesidades pueden cubrirse mediante el fruto de nuestro trabajo. Luego, en siguientes etapas, buscamos la compañía de una pareja, formar una familia, tener hijos y así tener una vida plena.

Sin considerar las últimas etapas que son más individuales ni tampoco las críticas que recibió esta teoría, podemos coincidir que cubrir estas necesidades nos proporcionan una vida feliz.

El problema radica cuando convertimos esas necesidades en peldaños de nuestra meta a alcanzar y trabajamos arduamente para encerrarnos en un mundo de competencia, donde el estándar es la vida de nuestro vecino, amigo, o peor aún, algún referente del mundo de la farándula. En el proceso, tomamos malas decisiones, llenos de orgullo y arrogancia, descuidando o sin considerar para nada una relación con nuestro Creador. Trabajamos confiados en nuestro propio esfuerzo, como refleja el Salmo 127: 1 – 2, y construimos nuestra vida sin descanso, incapaces de darnos cuenta de que “es una pérdida de tiempo”, “no sirve de nada”, y “es inútil” si no dejamos que nuestro Señor obre en nosotros. 

En vez de vivir enfrascados en conseguir cosas guiados por nuestra propia sabiduría, vivamos en el temor del Señor que produce bendición a quienes se percatan que sin Él están vacíos, porque todo el que encuentra a Dios, encuentra vida y alcanzará el favor del Señor (Proverbios 8: 35).

La verdadera felicidad se encuentra con el temor del Señor. Si sigues sus caminos, podrás gozar del fruto de tu trabajo, de dicha y bienestar. Si anhelas formar una familia, nuestro Padre te bendecirá con hijos y nietos (Salmo 128: 1 – 6). ¡Qué alegría cuando los hijos conviven en armonía y se unen alrededor de la mesa! Si lo que necesitas es seguridad, el temor del Señor te dará protección contra cualquier daño, porque llega en rescate de quienes lo invocan (Proverbios 19: 23). No te creas tan sabio y apártate del mal, teme al Señor y tendrás salud y fortaleza (Proverbios 3: 7). Alejarte de la verdadera fuente de vida es absurdo, el temor del Señor te dará una larga vida (Proverbios 10: 27).

Dios concede los deseos del que le teme (Salmo 145: 19). ¡Qué bendición!

Mirko Aramayo
Misiones digitales YVT - Jazôn