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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="MAT.9">
 <div class="label">9</div><div class="s">Jes&#250;s sana a un paral&#237;tico</div><div class="r">(Mr. 2.1-12; Lc. 5.17-26)</div><div class="p"> 1Entonces, entrando Jes&#250;s en la barca, pas&#243; al otro lado y vino a su ciudad. 2Y sucedi&#243; que le trajeron un paral&#237;tico, tendido sobre una cama; y al ver Jes&#250;s la fe de ellos, dijo al paral&#237;tico: Ten &#225;nimo, hijo; tus pecados te son perdonados. 3Entonces algunos de los escribas dec&#237;an dentro de s&#237;: Este blasfema. 4Y conociendo Jes&#250;s los pensamientos de ellos, dijo: &#191;Por qu&#233; pens&#225;is mal en vuestros corazones? 5Porque, &#191;qu&#233; es m&#225;s f&#225;cil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Lev&#225;ntate y anda? 6Pues para que sep&#225;is que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paral&#237;tico): Lev&#225;ntate, toma tu cama, y vete a tu casa. 7Entonces &#233;l se levant&#243; y se fue a su casa. 8Y la gente, al verlo, se maravill&#243; y glorific&#243; a Dios, que hab&#237;a dado tal potestad a los hombres.</div><div class="s">Llamamiento de Mateo</div><div class="r">(Mr. 2.13-17; Lc. 5.27-32)</div><div class="p"> 9Pasando Jes&#250;s de all&#237;, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos p&#250;blicos, y le dijo: S&#237;gueme. Y se levant&#243; y le sigui&#243;. 10Y aconteci&#243; que estando &#233;l sentado a la mesa en la casa, he aqu&#237; que muchos publicanos y pecadores, que hab&#237;an venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jes&#250;s y sus disc&#237;pulos. 11Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los disc&#237;pulos: &#191;Por qu&#233; come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?#Lc. 15.1-2. 12Al o&#237;r esto Jes&#250;s, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de m&#233;dico, sino los enfermos. 13Id, pues, y aprended lo que significa:#Mt. 12.7. Misericordia quiero, y no sacrificio.#Os. 6.6. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.</div><div class="s">La pregunta sobre el ayuno</div><div class="r">(Mr. 2.18-22; Lc. 5.33-39)</div><div class="p"> 14Entonces vinieron a &#233;l los disc&#237;pulos de Juan, diciendo: &#191;Por qu&#233; nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus disc&#237;pulos no ayunan? 15Jes&#250;s les dijo: &#191;Acaso pueden los que est&#225;n de bodas tener luto entre tanto que el esposo est&#225; con ellos? Pero vendr&#225;n d&#237;as cuando el esposo les ser&#225; quitado, y entonces ayunar&#225;n. 16Nadie pone remiendo de pa&#241;o nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.</div><div class="s">La hija de Jairo, y la mujer que toc&#243; el manto de Jes&#250;s</div><div class="r">(Mr. 5.21-43; Lc. 8.40-56)</div><div class="p"> 18Mientras &#233;l les dec&#237;a estas cosas, vino un hombre principal y se postr&#243; ante &#233;l, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivir&#225;. 19Y se levant&#243; Jes&#250;s, y le sigui&#243; con sus disc&#237;pulos. 20Y he aqu&#237; una mujer enferma de flujo de sangre desde hac&#237;a doce a&#241;os, se le acerc&#243; por detr&#225;s y toc&#243; el borde de su manto; 21porque dec&#237;a dentro de s&#237;: Si tocare solamente su manto, ser&#233; salva. 22Pero Jes&#250;s, volvi&#233;ndose y mir&#225;ndola, dijo: Ten &#225;nimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. 23Al entrar Jes&#250;s en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hac&#237;a alboroto, 24les dijo: Apartaos, porque la ni&#241;a no est&#225; muerta, sino duerme. Y se burlaban de &#233;l. 25Pero cuando la gente hab&#237;a sido echada fuera, entr&#243;, y tom&#243; de la mano a la ni&#241;a, y ella se levant&#243;. 26Y se difundi&#243; la fama de esto por toda aquella tierra.</div><div class="s">Dos ciegos reciben la vista</div><div class="p"> 27Pasando Jes&#250;s de all&#237;, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: &#161;Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28Y llegado a la casa, vinieron a &#233;l los ciegos; y Jes&#250;s les dijo: &#191;Cre&#233;is que puedo hacer esto? Ellos dijeron: S&#237;, Se&#241;or. 29Entonces les toc&#243; los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jes&#250;s les encarg&#243; rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31Pero salidos ellos, divulgaron la fama de &#233;l por toda aquella tierra.</div><div class="s">Un mudo habla</div><div class="p"> 32Mientras sal&#237;an ellos, he aqu&#237;, le trajeron un mudo, endemoniado. 33Y echado fuera el demonio, el mudo habl&#243;; y la gente se maravillaba, y dec&#237;a: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. 34Pero los fariseos dec&#237;an: Por el pr&#237;ncipe de los demonios echa fuera los demonios.#Mt. 10.25; 12.24; Mr. 3.22; Lc. 11.15.</div><div class="s">La mies es mucha</div><div class="p"> 35Recorr&#237;a Jes&#250;s todas las ciudades y aldeas, ense&#241;ando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.#Mt. 4.23; Mr. 1.39; Lc. 4.44. 36Y al ver las multitudes, tuvo compasi&#243;n de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.#1 R. 22.17; 2 Cr. 18.16; Zac. 10.2; Mr. 6.34. 37Entonces dijo a sus disc&#237;pulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38Rogad, pues, al Se&#241;or de la mies, que env&#237;e obreros a su mies.#Lc. 10.2.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch10" data-usfm="MAT.10">
 <div class="label">10</div><div class="s">Elecci&#243;n de los doce ap&#243;stoles</div><div class="r">(Mr. 3.13-19; Lc. 6.12-16)</div><div class="p"> 1Entonces llamando a sus doce disc&#237;pulos, les dio autoridad sobre los esp&#237;ritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2Los nombres de los doce ap&#243;stoles son estos: primero Sim&#243;n, llamado Pedro, y Andr&#233;s su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; 3Felipe, Bartolom&#233;, Tom&#225;s, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, 4Sim&#243;n el cananista, y Judas Iscariote, el que tambi&#233;n le entreg&#243;.</div><div class="s">Misi&#243;n de los doce</div><div class="r">(Mr. 6.7-13; Lc. 9.1-6)</div><div class="p"> 5A estos doce envi&#243; Jes&#250;s, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vay&#225;is, y en ciudad de samaritanos no entr&#233;is, 6sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9No os prove&#225;is de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;#Lc. 10.4-12. 10ni de alforja para el camino, ni de dos t&#250;nicas, ni de calzado, ni de bord&#243;n; porque el obrero es digno de su alimento.#1 Co. 9.14; 1 Ti. 5.18. 11Mas en cualquier ciudad o aldea donde entr&#233;is, informaos qui&#233;n en ella sea digno, y posad all&#237; hasta que salg&#225;is. 12Y al entrar en la casa, saludadla. 13Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendr&#225; sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volver&#225; a vosotros. 14Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.#Hch. 13.51. 15De cierto os digo que en el d&#237;a del juicio, ser&#225; m&#225;s tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra,#Gn. 19.24-28. que para aquella ciudad.#Mt. 11.23-24.</div><div class="s">Persecuciones venideras</div><div class="p"> 16He aqu&#237;, yo os env&#237;o como a ovejas en medio de lobos;#Lc. 10.3. sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. 17Y guardaos de los hombres, porque os entregar&#225;n a los concilios, y en sus sinagogas os azotar&#225;n; 18y aun ante gobernadores y reyes ser&#233;is llevados por causa de m&#237;, para testimonio a ellos y a los gentiles. 19Mas cuando os entreguen, no os preocup&#233;is por c&#243;mo o qu&#233; hablar&#233;is; porque en aquella hora os ser&#225; dado lo que hab&#233;is de hablar. 20Porque no sois vosotros los que habl&#225;is, sino el Esp&#237;ritu de vuestro Padre que habla en vosotros. 21El hermano entregar&#225; a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantar&#225;n contra los padres, y los har&#225;n morir.#Mr. 13.9-12; Lc. 12.11-12; 21.12-16. 22Y ser&#233;is aborrecidos de todos por causa de mi nombre;#Mt. 24.9; Mr. 13.13; Lc. 21.17. mas el que persevere hasta el fin, este ser&#225; salvo.#Mt. 24.13; Mr. 13.13. 23Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabar&#233;is de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.</div><div class="p"> 24El disc&#237;pulo no es m&#225;s que su maestro,#Lc. 6.40. ni el siervo m&#225;s que su se&#241;or.#Jn. 13.16; 15.20. 25B&#225;stale al disc&#237;pulo ser como su maestro, y al siervo como su se&#241;or. Si al padre de familia llamaron Beelzeb&#250;,#Mt. 9.34; 12.24; Mr. 3.22; Lc. 11.15. &#191;cu&#225;nto m&#225;s a los de su casa?</div><div class="s">A qui&#233;n se debe temer</div><div class="r">(Lc. 12.2-9)</div><div class="p"> 26As&#237; que, no los tem&#225;is; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.#Mr. 4.22; Lc. 8.17. 27Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que o&#237;s al o&#237;do, proclamadlo desde las azoteas. 28Y no tem&#225;is a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed m&#225;s bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. 29&#191;No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30Pues aun vuestros cabellos est&#225;n todos contados. 31As&#237; que, no tem&#225;is; m&#225;s val&#233;is vosotros que muchos pajarillos. 32A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo tambi&#233;n le confesar&#233; delante de mi Padre que est&#225; en los cielos. 33Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo tambi&#233;n le negar&#233; delante de mi Padre que est&#225; en los cielos.#2 Ti. 2.12.</div><div class="s">Jes&#250;s, causa de divisi&#243;n</div><div class="r">(Lc. 12.49-53; 14.26-27)</div><div class="p"> 34No pens&#233;is que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35Porque he venido para poner en disensi&#243;n al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36y los enemigos del hombre ser&#225;n los de su casa.#Mi. 7.6. 37El que ama a padre o madre m&#225;s que a m&#237;, no es digno de m&#237;; el que ama a hijo o hija m&#225;s que a m&#237;, no es digno de m&#237;; 38y el que no toma su cruz y sigue en pos de m&#237;, no es digno de m&#237;.#Mt. 16.24; Mr. 8.34; Lc. 9.23. 39El que halla su vida, la perder&#225;; y el que pierde su vida por causa de m&#237;, la hallar&#225;.#Mt. 16.25; Mr. 8.35; Lc. 9.24; 17.33; Jn. 12.25.</div><div class="s">Recompensas</div><div class="r">(Mr. 9.41)</div><div class="p"> 40El que a vosotros recibe, a m&#237; me recibe;#Lc. 10.16; Jn. 13.20. y el que me recibe a m&#237;, recibe al que me envi&#243;.#Mr. 9.37; Lc. 9.48. 41El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibir&#225;; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibir&#225;. 42Y cualquiera que d&#233; a uno de estos peque&#241;itos un vaso de agua fr&#237;a solamente, por cuanto es disc&#237;pulo, de cierto os digo que no perder&#225; su recompensa.</div>
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 <div class="book bk2PE">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="2PE.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">Salutaci&#243;n</div><div class="p"> 1Sim&#243;n Pedro, siervo y ap&#243;stol de Jesucristo, a los que hab&#233;is alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: 2Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Se&#241;or Jes&#250;s.</div><div class="s">Part&#237;cipes de la naturaleza divina</div><div class="p"> 3Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llam&#243; por su gloria y excelencia, 4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grand&#237;simas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupci&#243;n que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 5vosotros tambi&#233;n, poniendo toda diligencia por esto mismo, a&#241;adid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas est&#225;n en vosotros, y abundan, no os dejar&#225;n estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Se&#241;or Jesucristo. 9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificaci&#243;n de sus antiguos pecados. 10Por lo cual, hermanos, tanto m&#225;s procurad hacer firme vuestra vocaci&#243;n y elecci&#243;n; porque haciendo estas cosas, no caer&#233;is jam&#225;s. 11Porque de esta manera os ser&#225; otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Se&#241;or y Salvador Jesucristo.</div><div class="p"> 12Por esto, yo no dejar&#233; de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sep&#225;is, y est&#233;is confirmados en la verdad presente. 13Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestaci&#243;n; 14sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Se&#241;or Jesucristo me ha declarado. 15Tambi&#233;n yo procurar&#233; con diligencia que despu&#233;s de mi partida vosotros pod&#225;is en todo momento tener memoria de estas cosas.</div><div class="s">Testigos presenciales de la gloria de Cristo</div><div class="p"> 16Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Se&#241;or Jesucristo siguiendo f&#225;bulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 17Pues cuando &#233;l recibi&#243; de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magn&#237;fica gloria una voz que dec&#237;a: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 18Y nosotros o&#237;mos esta voz enviada del cielo, cuando est&#225;bamos con &#233;l en el monte santo.#Mt. 17.1-5; Mr. 9.2-7; Lc. 9.28-35. 19Tenemos tambi&#233;n la palabra prof&#233;tica m&#225;s segura, a la cual hac&#233;is bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el d&#237;a esclarezca y el lucero de la ma&#241;ana salga en vuestros corazones; 20entendiendo primero esto, que ninguna profec&#237;a de la Escritura es de interpretaci&#243;n privada, 21porque nunca la profec&#237;a fue tra&#237;da por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Esp&#237;ritu Santo.</div>
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 <div class="book bk2PE">
 <div class="chapter ch2" data-usfm="2PE.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">Falsos profetas y falsos maestros</div><div class="r">(Jud. 3-13)</div><div class="p"> 1Pero hubo tambi&#233;n falsos profetas entre el pueblo, como habr&#225; entre vosotros falsos maestros, que introducir&#225;n encubiertamente herej&#237;as destructoras, y aun negar&#225;n al Se&#241;or que los rescat&#243;, atrayendo sobre s&#237; mismos destrucci&#243;n repentina. 2Y muchos seguir&#225;n sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad ser&#225; blasfemado, 3y por avaricia har&#225;n mercader&#237;a de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenaci&#243;n no se tarda, y su perdici&#243;n no se duerme.</div><div class="p"> 4Porque si Dios no perdon&#243; a los &#225;ngeles que pecaron, sino que arroj&#225;ndolos al infierno los entreg&#243; a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; 5y si no perdon&#243; al mundo antiguo, sino que guard&#243; a No&#233;, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los imp&#237;os;#Gn. 6.1&#8212;7.24. 6y si conden&#243; por destrucci&#243;n a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduci&#233;ndolas a ceniza#Gn. 19.24. y poni&#233;ndolas de ejemplo a los que hab&#237;an de vivir imp&#237;amente, 7y libr&#243; al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados#Gn. 19.1-16. 8(porque este justo, que moraba entre ellos, aflig&#237;a cada d&#237;a su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), 9sabe el Se&#241;or librar de tentaci&#243;n a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el d&#237;a del juicio; 10y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el se&#241;or&#237;o.</div><div class="p">Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, 11mientras que los &#225;ngeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldici&#243;n contra ellas delante del Se&#241;or. 12Pero estos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucci&#243;n, perecer&#225;n en su propia perdici&#243;n, 13recibiendo el galard&#243;n de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada d&#237;a. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. 14Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el coraz&#243;n habituado a la codicia, y son hijos de maldici&#243;n. 15Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual am&#243; el premio de la maldad, 16y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refren&#243; la locura del profeta.#Nm. 22.4-35.</div><div class="p"> 17Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la m&#225;s densa oscuridad est&#225; reservada para siempre. 18Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente hab&#237;an huido de los que viven en error. 19Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupci&#243;n. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venci&#243;. 20Ciertamente, si habi&#233;ndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Se&#241;or y Salvador Jesucristo, enred&#225;ndose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 21Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que despu&#233;s de haberlo conocido, volverse atr&#225;s del santo mandamiento que les fue dado. 22Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su v&#243;mito,#Pr. 26.11. y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.</div>
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 <div class="book bk2PE">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="2PE.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">El d&#237;a del Se&#241;or vendr&#225;</div><div class="p"> 1Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortaci&#243;n vuestro limpio entendimiento, 2para que teng&#225;is memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Se&#241;or y Salvador dado por vuestros ap&#243;stoles; 3sabiendo primero esto, que en los postreros d&#237;as vendr&#225;n burladores, andando seg&#250;n sus propias concupiscencias,#Jud. 18. 4y diciendo: &#191;D&#243;nde est&#225; la promesa de su advenimiento? Porque desde el d&#237;a en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen as&#237; como desde el principio de la creaci&#243;n. 5Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y tambi&#233;n la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,#Gn. 1.6-8. 6por lo cual el mundo de entonces pereci&#243; anegado en agua;#Gn. 7.11. 7pero los cielos y la tierra que existen ahora, est&#225;n reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el d&#237;a del juicio y de la perdici&#243;n de los hombres imp&#237;os. 8Mas, oh amados, no ignor&#233;is esto: que para con el Se&#241;or un d&#237;a es como mil a&#241;os, y mil a&#241;os como un d&#237;a.#Sal. 90.4. 9El Se&#241;or no retarda su promesa, seg&#250;n algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero el d&#237;a del Se&#241;or vendr&#225; como ladr&#243;n en la noche;#Mt. 24.43; Lc. 12.39; 1 Ts. 5.2; Ap. 16.15. en el cual los cielos pasar&#225;n con grande estruendo, y los elementos ardiendo ser&#225;n deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay ser&#225;n quemadas.</div><div class="p"> 11Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, &#161;c&#243;mo no deb&#233;is vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12esperando y apresur&#225;ndoos para la venida del d&#237;a de Dios, en el cual los cielos, encendi&#233;ndose, ser&#225;n deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundir&#225;n! 13Pero nosotros esperamos, seg&#250;n sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.#Is. 65.17; 66.22; Ap. 21.1.</div><div class="p"> 14Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por &#233;l sin mancha e irreprensibles, en paz. 15Y tened entendido que la paciencia de nuestro Se&#241;or es para salvaci&#243;n; como tambi&#233;n nuestro amado hermano Pablo, seg&#250;n la sabidur&#237;a que le ha sido dada, os ha escrito, 16casi en todas sus ep&#237;stolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas dif&#237;ciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como tambi&#233;n las otras Escrituras, para su propia perdici&#243;n. 17As&#237; que vosotros, oh amados, sabi&#233;ndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caig&#225;is de vuestra firmeza. 18Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Se&#241;or y Salvador Jesucristo. A &#233;l sea gloria ahora y hasta el d&#237;a de la eternidad. Am&#233;n.</div>
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