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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkHEB">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="HEB.4">
 <div class="label">4</div><div class="p"> 1Temamos, pues, no sea que permaneciendo a&#250;n la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2Porque tambi&#233;n a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovech&#243; el o&#237;r la palabra, por no ir acompa&#241;ada de fe en los que la oyeron. 3Pero los que hemos cre&#237;do entramos en el reposo, de la manera que dijo:</div><div class="q">Por tanto, jur&#233; en mi ira,</div><div class="q">No entrar&#225;n en mi reposo;#Sal. 95.11.</div><div class="m">aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundaci&#243;n del mundo. 4Porque en cierto lugar dijo as&#237; del s&#233;ptimo d&#237;a: Y repos&#243; Dios de todas sus obras en el s&#233;ptimo d&#237;a.#Gn. 2.2. 5Y otra vez aqu&#237;: No entrar&#225;n en mi reposo.#Sal. 95.11. 6Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en &#233;l, y aquellos a quienes primero se les anunci&#243; la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7otra vez determina un d&#237;a: Hoy, diciendo despu&#233;s de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:</div><div class="q">Si oyereis hoy su voz,</div><div class="q">No endurezc&#225;is vuestros corazones.#Sal. 95.7-8.</div><div class="m"> 8Porque si Josu&#233; les hubiera dado el reposo,#Dt. 31.7; Jos. 22.4. no hablar&#237;a despu&#233;s de otro d&#237;a. 9Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10Porque el que ha entrado en su reposo, tambi&#233;n ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.#Gn. 2.2.</div><div class="p"> 11Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. 12Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y m&#225;s cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el esp&#237;ritu, las coyunturas y los tu&#233;tanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del coraz&#243;n. 13Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas est&#225;n desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.</div><div class="s">Jes&#250;s el gran sumo sacerdote</div><div class="p"> 14Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspas&#243; los cielos, Jes&#250;s el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesi&#243;n. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo seg&#250;n nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerqu&#233;monos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="chapter ch5" data-usfm="HEB.5">
 <div class="label">5</div><div class="p"> 1Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; 2para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que &#233;l tambi&#233;n est&#225; rodeado de debilidad; 3y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por s&#237; mismo como tambi&#233;n por el pueblo.#Lv. 9.7. 4Y nadie toma para s&#237; esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aar&#243;n.#Ex. 28.1.</div><div class="p"> 5As&#237; tampoco Cristo se glorific&#243; a s&#237; mismo haci&#233;ndose sumo sacerdote, sino el que le dijo:</div><div class="q">T&#250; eres mi Hijo,</div><div class="q">Yo te he engendrado hoy.#Sal. 2.7.</div><div class="m"> 6Como tambi&#233;n dice en otro lugar:</div><div class="q">T&#250; eres sacerdote para siempre,</div><div class="q">Seg&#250;n el orden de Melquisedec.#Sal. 110.4.</div><div class="p"> 7Y Cristo, en los d&#237;as de su carne, ofreciendo ruegos y s&#250;plicas con gran clamor y l&#225;grimas al que le pod&#237;a librar de la muerte,#Mt. 26.36-46; Mr. 14.32-42; Lc. 22.39-46. fue o&#237;do a causa de su temor reverente. 8Y aunque era Hijo, por lo que padeci&#243; aprendi&#243; la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvaci&#243;n para todos los que le obedecen; 10y fue declarado por Dios sumo sacerdote seg&#250;n el orden de Melquisedec.</div><div class="s">Advertencia contra la apostas&#237;a</div><div class="p"> 11Acerca de esto tenemos mucho que decir, y dif&#237;cil de explicar, por cuanto os hab&#233;is hecho tardos para o&#237;r. 12Porque debiendo ser ya maestros, despu&#233;s de tanto tiempo, ten&#233;is necesidad de que se os vuelva a ense&#241;ar cu&#225;les son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y hab&#233;is llegado a ser tales que ten&#233;is necesidad de leche, y no de alimento s&#243;lido. 13Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es ni&#241;o;#1 Co. 3.2. 14pero el alimento s&#243;lido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.</div>
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 <div class="book bkHEB">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="HEB.6">
 <div class="label">6</div><div class="p"> 1Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfecci&#243;n; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, 2de la doctrina de bautismos, de la imposici&#243;n de manos, de la resurrecci&#243;n de los muertos y del juicio eterno. 3Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite. 4Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos part&#237;cipes del Esp&#237;ritu Santo, 5y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para s&#237; mismos al Hijo de Dios y exponi&#233;ndole a vituperio. 7Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendici&#243;n de Dios; 8pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, est&#225; pr&#243;xima a ser maldecida,#Gn. 3.17-18. y su fin es el ser quemada.</div><div class="p"> 9Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvaci&#243;n, aunque hablamos as&#237;. 10Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que hab&#233;is mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirvi&#233;ndoles a&#250;n. 11Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12a fin de que no os hag&#225;is perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.</div><div class="p"> 13Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, jur&#243; por s&#237; mismo, 14diciendo: De cierto te bendecir&#233; con abundancia y te multiplicar&#233; grandemente.#Gn. 22.16-17. 15Y habiendo esperado con paciencia, alcanz&#243; la promesa. 16Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmaci&#243;n. 17Por lo cual, queriendo Dios mostrar m&#225;s abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; 18para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fort&#237;simo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo,#Lv. 16.2. 20donde Jes&#250;s entr&#243; por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre seg&#250;n el orden de Melquisedec.#Sal. 110.4.</div>
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