Soy Un Guerrero - Parte 2Muestra

Conoce tu otras batallas

La inspiración para este plan provino de una cita del general Jerry Boykin en un artículo titulado "El llamado de Dios a los guerreros."

El guerrero es alguien que dice: “Esto es lo que amo. Esto es lo que más aprecio. Esta es mi familia. Este es mi país. Esta es mi fe. Y esto es lo que lo amenaza. Este es el enemigo. No lastimarás lo que aprecio. No lastimarás lo que amo sin venir a través de mí.”

Contenido devocional:

En el capítulo 10:13 del segundo libro de Samuel, Joab y sus hombres estaban decididos a luchar con valentía mientras marchaban a la batalla. Así es como se desarrolló la escena. Cuando los hombres se acercaron a los arameos, los arameos huyeron. Metieron la cola y corrieron. Un enemigo menos y aún queda uno.

Entonces el otro enemigo, los amonitas, vieron a los arameos huir y, en lugar de mantenerse firmes para luchar, optaron por dar la vuelta y correr también. Ambos enemigos caídos. Esta guerra terminó antes de comenzar. Nuestros héroes israelitas estaban preparados para la batalla y estábamos al borde de nuestros asientos esperando ver una de las luchas más grandes de la historia y el enemigo se volvió y corrió y no vimos nada.

Sin embargo, poco después de huir, los arameos consolidaron sus fuerzas y llegaron a un lugar llamado Helam, donde el ejército arameo del rey Hadadezer estaba ahora dirigido por el general Shobach. El rey David fue informado de la ubicación del enemigo y reunió a todos sus hombres para luchar. Cruzó el río Jordán y llegó a Helam. La batalla siguió; David mató a 700 aurigas arameas, 40.000 soldados de infantería y al general Shobach. El resto del ejército arameo huyó. La victoria fue masiva ya que todos los reyes que estaban sujetos al rey Hadad-ezer hicieron la paz con Israel y se convirtieron en sus súbditos. El rey David llevó a sus hombres a una victoria masiva. David había logrado lo que se propuso hacer.

Fue un gran día para el rey David y el pueblo de Israel. Pero luego pasamos la página y leemos estas palabras: "En la primavera del año, en el momento en que los reyes normalmente conducen guerras, David envió a Joab con sus oficiales y todo el ejército israelita". Espera un minuto. El rey David, recién salido de una gran victoria, ¿se quedó en casa? ¿El rey David envió a todos sus hombres a la batalla y no fue con ellos? Si. El rey David no fue a la batalla aunque se suponía que debía hacerlo y ¿adivina qué sucedió? Caminó por la azotea de su palacio por la noche, vio a una mujer bonita bañándose, mandó a buscarla y cometió adulterio. ¿De verdad, David? ¿Ganaste tantas batallas en la guerra pero ahora pierdes esta batalla contigo mismo?

David cometió dos errores cruciales. Primero, no estaba donde se suponía que debía estar. En lugar de liderar a sus hombres en la batalla, estaba pasando el rato en su azotea. Aquí hay una lección para nosotros. Cuando Dios tiene una batalla para nosotros, nuestro lugar está en la batalla. Punto. Él proveerá y equipará. Necesitamos estar donde Él quiere que estemos.

Segundo, David cedió a sus deseos egoístas. Hizo lo que quería hacer en lugar de hacer lo correcto. Con todo lo que ganó, probablemente perdió la batalla más importante de su vida. Se rindió a su debilidad. Para mí, esa es la lección más importante. Puedo ganar batalla tras batalla por fuera, pero si no gano la batalla por dentro, no he logrado nada. Mi corazón pertenece a Jesús. Él dio su vida para que el Espíritu Santo pudiera vivir dentro de mí y prepararme para cada batalla, tanto por dentro como por fuera. Con Su ayuda, ganaré ambas batallas. ¿Y tú?

Reto de hoy:

1. ¿Cuáles son algunas de las batallas externas que has ganado con la ayuda de Dios?


2. ¿Cuándo tienes ganas de quedarte aunque sabes que hay una batalla que luchar?


3. ¿Cuál es tu mayor batalla contigo mismo?

Ir más profundo:

El Dr. Kim dice: "Puedo ganar batalla tras batalla por fuera, pero si no gano la batalla por dentro, no he logrado nada". ¿Cómo te aplicas esto a ti?