Proverbios y promesasMuestra

Dar sin prejuicios

En los evangelios encontramos la historia de Simón el fariseo, un estudioso y maestro de la ley, que en cierta ocasión invitó a Jesús a cenar a su casa para conocer más acerca de Él.

En aquellos tiempos existían ciertas costumbres como la de ungir al invitado derramando aceite en su cabeza, saludarlo con un beso en la mejilla y ofrecerle agua para lavar sus pies para remover el polvo o lodo causado por caminar con sandalias. Simón, aun siendo estudiado y educado, no recibió a Jesús como lo marcaba la costumbre.

Mientras transcurría la plática llegó a ellos una mujer que era pecadora de fama, se arrodilló a los pies de Jesús para derramar un perfume costoso que traía con ella, los lavó con sus lágrimas y, no sólo eso, también los besó.

Simón, al ver esto, comenzó a pensar mal sobre la acción de la mujer. Jesús conociendo sus pensamientos le contó una parábola para después comparar lo que hizo la mujer con lo que Simón no hizo: ungió sus pies con un perfume exquisito, lavó sus pies con sus lágrimas, los secó con sus cabellos y los besó.

En ocasiones hemos estado en la posición de Simón cuando tenemos la posibilidad y los recursos para ayudar a una persona y no lo hacemos. Pero, Jesús quiere cambiar nuestro corazón y nuestros pensamientos para que estemos preparados para ayudar con los recursos que tenemos a quien lo necesite.

Es a través del agradecimiento hacia Jesús, por lo que hizo en la Cruz por nosotros, que podemos ser como la mujer y dar de nuestros recursos, tiempo o palabras de forma generosa a quien lo necesita .

Oración

Jesús, gracias por enseñarnos a través de tu vida y de las personas que te rodearon cuál es el corazón que deseas de mí, enséñame a tener una actitud de ayuda hacia las personas que me rodean, porque así como diste tu vida por mí, también la diste por ellos. Permíteme ser una extensión de tu gracia y misericordia, que los recursos que me has dado sirvan como bendición para quien lo necesite, y que en mi corazón exista la actitud correcta cuando llegue el momento de ayudar. En tu nombre, amén.