Princesa "Descubre tu verdadera identidad"Muestra

Día #2 – Vivir sin esperanza

¿Alguna vez te has sentido llena de temor con relación al futuro? ¿Te has sentido sin esperanza? ¡Es aterrador! Yo también me he sentido así. He tenido ganas de salir corriendo sin rumbo, ganas de quedarme paralizada y no hacer nada, ganas de llorar sin razón, de dormir y que nadie me moleste. Sé lo que es vivir sin esperanza.

Muchas veces, tratamos de entender el sentido de la vida, de buscarle solución a nuestros problemas y a los de quienes nos rodean. Sentimos que trabajamos fuerte y que no somos recompensadas como creemos que deberíamos serlo; que no somos valoradas por nuestra familia, amistades, compañeros de trabajo o ministerio. Sin embargo, en medio de esas circunstancias, no siempre debemos luchar contra esos sentimientos. Debemos soltar esos sentimientos negativos, llenos de frustración y tristeza que nos mantienen atadas a un estado de desesperanza. Luego de soltarlos, debemos extender los brazos y elevarlos al cielo, pues de allí viene nuestra esperanza. 

La mente es muy poderosa y nos puede llevar a crear un panorama más aterrador, oscuro y deprimente de lo que en realidad es. En Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”.  El corazón, la mente y la voluntad están todos ubicados en el alma. Es por eso que debemos desechar esos pensamientos y sustituirlos por pensamientos de paz, amor, bienestar, esperanza y fe. 

Todo lo que vemos, escuchamos o leemos nos ayuda a balancear nuestros pensamientos y emociones. No podemos andar por la vida dejando que las emociones nos dominen, debemos gobernar nuestra mente y nuestras emociones. Si logramos gobernar nuestras emociones, no explotaremos ante cualquier problema, podremos pensar antes de hablar y tomar control sobre lo que decimos, sabremos tener una reacción controlada en momentos de crisis y así cuidar también las emociones de quienes nos rodean. No es fácil dominar las emociones, pero no es imposible. Para hacerlo, tienes que tomar autoridad con la Palabra de Dios. Con su Palabra como guía, podrás crear un balance saludable entre tu mente y tu corazón.

Llénate de esperanza y confía en que Dios ha prometido estar contigo siempre, que Él hará que todas las cosas que te ocurran, tanto positivas como negativas, sean para tu bien y tu crecimiento. Así como lo hizo conmigo, también lo hará contigo y aun más. Pide al Señor que proteja tu corazón y eche raíces en él para que, de esta manera, puedas soportar las presiones de la vida.