Un Día a la vezMuestra

Todo va a salir bien No tuve la enorme dicha de conocer a Jesús desde pequeña y en mi juventud, gracias a Dios, tuve un hogar más o menos estable. Un hogar como muchos, con varios problemas entre mis padres y con el triste desenlace de un divorcio. Ver el dolor en mi madre, la desesperación de mi padre y uno como hijo amándolos a los dos es muy fuerte. Es posible que tú, como hijo, estés en medio de esa tormenta y enfrentes una sola verdad: ¿Con quién vivirás? ¿Con papá o mamá? El divorcio será algo que marcará para siempre la vida de todos los involucrados en la familia. Lo que nunca pensé es que esa sería una herencia para mí. La experiencia de dos divorcios dejó en mi vida mucha soledad, frustraciones y arrepentimiento, sobre todo con mi Padre celestial. Hoy en día, con una vida restaurada por completo y con una clara visión de lo que es un pacto de fidelidad a Dios y a mis promesas, estoy felizmente casada y esta vez para toda la vida. Si estás atravesando una separación o un divorcio, no temas. No eres la única persona. Solo permite que Dios sea tu guía, tu esperanza... y te levantarás otra vez.