Promesas de Dios en tiempos de crisisMuestra

TENDREMOS PRUEBAS.

Aceptar a Jesús como tu Salvador y decidir seguirlo son dos de las mejores decisiones que has tomado en tu vida. Sin embargo, ser un seguidor de Jesús no significa que nunca vas a enfrentar problemas, pruebas o aflicciones. 

De hecho, la Biblia nos enseña que, en nuestro caminar temporal por esta tierra, vamos a experimentar todo tipo de dificultades. Por ejemplo, el Rey David dijo que “muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas” (Salmo 34:19).  Jesús mismo dijo: “'En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Y vaya que ambos, David y Jesús mismo, fueron testigos del poder de la protección de Dios en medio de situaciones muy turbulentas. 

Sé que, probablemente, no sea lo que estés buscando escuchar, pero no podemos vivir pensando que porque vamos a una iglesia o porque leemos la Biblia, de alguna forma seremos inmunes al dolor en este mundo. Enfrentaremos pérdidas como cualquier otro: trabajos, familiares, amigos, salud, ¿entonces, qué es lo que hace la diferencia?

La gran diferencia son las promesas de Dios a las cuales nos podemos aferrar en medio de la crisis. Por ejemplo, de estos dos pasajes, podemos extraer dos promesas de parte de Dios:

1. Estaré contigo en medio de la prueba.


2. En el debido tiempo te sacaré de esta situación.

Así que, en estos momentos de histeria colectiva, de ansiedad y de desesperanza, confía en que Dios no te ha abandonado. Confía en que Dios está contigo en tu situación actual. Ten fe en que habrá un momento en el que mirarás atrás y podrás agradecer por esta crisis que estás pasando, porque habrá sido el instrumento para que tu confianza en Dios sea purificada.

Oración:

Señor, reconozco que hay muchas cosas fuera de mi control que me afligen. Tú las conoces. Para ti no son una emergencia. Tú tienes todo bajo control, incluyendo mi bienestar, el de mi familia y de mi comunidad. Recuérdame que tú estás conmigo y que, a su debido tiempo, me sacarás de la tempestad. Amén.