Aferrándote a la fuerza de DiosMuestra

Conclusión 

Hay un pasaje más de las Escrituras que quiero compartir con usted antes de terminar.

Está en Romanos 5:6: Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo [o en el tiempo señalado] murió por los impíos.

La verdad es que no tenemos la fuerza para acercarnos a Dios. No tenemos la fuerza para rescatarnos, para limpiar la suciedad y la contaminación de nuestra alma y nuestro espíritu. Dependemos absoluta y completamente de la gracia de nuestro Señor Jesús y ¡hay tanta paz en esa vulnerabilidad! No tiene que hacerlo solo; no tiene sentido siquiera intentarlo. La salvación (y la fuerza que produce) es un don que se recibe por la fe. Después, podemos buscar diariamente la fortaleza del Señor en cada área de nuestras vidas a medida que ponemos en práctica estos pasos:

1. Admitir su incapacidad

2. Profundizar en Su Palabra

3. Esperar

4. Decidir regocijarse 

Hable con Dios sobre lo que ha descubierto a través de esta guía de estudio y recuerde que una gran parte de la oración es escuchar. Esfuércese por ser sensible a Su voz y a Su dirección.

Una oración por fortaleza  

Padre celestial, sé que no puedo confiar en mis propias fuerzas. Yo solo soy insuficiente. Admito que te necesito. Ayúdame a confiar en el poder de Tu Palabra. Ayúdame a estar en silencio y esperar pacientemente por Ti. Padre, hazme receptivo a tu guianza y consciente de la alegría que viene de Ti. Me has dado tanto por lo cual regocijarme. Ayúdame todos los días a elegir Tu gozo, que es mi fuerza en cada situación. Amén.

Esperamos que este plan le haya animado.