Sal De Tu CabezaMuestra

¡No Tienes Que Vivir Así!

Si nuestro hijo hace berrinche en el mercado, nosotros lo corregimos—sin embargo, permitimos a nuestras mentes entrar en crisis sin adoptar una actitud para corregirla. Vamos por la vida actuando como si no tuviéramos poder sobre lo que pensamos. 

Pablo nos dice que cuando llevamos cautivos nuestros pensamientos, podemos ejercer nuestro poder para bien y para Dios, derribando fortalezas por todos lados. ¡Que increíble poder está disponible para nosotros en todo momento!

En Romanos 8:5, Pablo dice que “Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza” y que “los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu” (NVI). 

He leído este pasaje una y otra vez los últimos meses, pensando en cómo sería la vida si en verdad mi mente estuviera bajo el control del Espíritu. Una mente llena de vida y paz. Una mente que piensa siempre en Dios—en quien es Él y lo que Él quiere para mí. Quiero desesperadamente la “perfecta paz” que Dios promete cuando mi mente se centra en Él.

Mientras pongo en práctica el llevar cautivo todo pensamiento, moldeo mis pensamientos con más disciplina. ¡Es una batalla diaria! Quizás no lo haga a la perfección, pero he visto una importante mejora. 

Basándonos en los escritos de Pablo a la iglesia en Roma, tú y yo podemos aprender a cuidar nuestras mentes al punto en que controlar nuestros pensamientos sea reflexivo—una respuesta automática e intuitiva. 

Quiero comprender bien los patrones de pensamientos alineados con el Espíritu, para que mi respuesta inmediata no sea confiar en la carne sino, en todo, en el Espíritu. Esta es la meta de nuestras interrupciones intencionales: detener abruptamente las vueltas de nuestra mente. Mientras ponemos en práctica el arte de la interrupción, son moldeados nuevos pensamientos, y a través de esto nos encontraremos creciendo más y más en la mentalidad de Cristo. 

Padre, concentro mi mente en las cosas del Espíritu. Concentro mi mente en tu paz. ¡Oro para crecer más y más en la mentalidad de Cristo! Amén.