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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkEZK">
 <div class="chapter ch10" data-usfm="EZK.10">
 <div class="label">10</div><div class="s">La gloria de Dios abandona el templo</div><div class="p"> 1Mir&#233;, y he aqu&#237; en la expansi&#243;n que hab&#237;a sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parec&#237;a como semejanza de un trono que se mostr&#243; sobre ellos.#Ez. 1.26; Ap. 4.2. 2Y habl&#243; al var&#243;n vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y esp&#225;rcelos sobre la ciudad.#Ap. 8.5. Y entr&#243; a vista m&#237;a.</div><div class="p"> 3Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este var&#243;n entr&#243;; y la nube llenaba el atrio de adentro. 4Entonces la gloria de Jehov&#225; se elev&#243; de encima del querub&#237;n al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llen&#243; del resplandor de la gloria de Jehov&#225;. 5Y el estruendo de las alas de los querubines se o&#237;a hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.</div><div class="p"> 6Aconteci&#243;, pues, que al mandar al var&#243;n vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, &#233;l entr&#243; y se par&#243; entre las ruedas. 7Y un querub&#237;n extendi&#243; su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tom&#243; de &#233;l y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tom&#243; y sali&#243;. 8Y apareci&#243; en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.</div><div class="p"> 9Y mir&#233;, y he aqu&#237; cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querub&#237;n una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de cris&#243;lito. 10En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio de otra. 11Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volv&#237;an cuando andaban, sino que al lugar adonde se volv&#237;a la primera, en pos de ella iban; ni se volv&#237;an cuando andaban. 12Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor#Ap. 4.8. en sus cuatro ruedas. 13A las ruedas, oy&#233;ndolo yo, se les gritaba: &#161;Rueda!#Ez. 1.15-21. 14Y cada uno ten&#237;a cuatro caras. La primera era rostro de querub&#237;n; la segunda, de hombre; la tercera, cara de le&#243;n; la cuarta, cara de &#225;guila.#Ez. 1.10; Ap. 4.7.</div><div class="p"> 15Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el r&#237;o Quebar. 16Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos. 17Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque el esp&#237;ritu de los seres vivientes estaba en ellas.</div><div class="p"> 18Entonces la gloria de Jehov&#225; se elev&#243; de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, tambi&#233;n las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehov&#225;, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.</div><div class="p"> 20Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al r&#237;o Quebar; y conoc&#237; que eran querubines. 21Cada uno ten&#237;a cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas. 22Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al r&#237;o Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="chapter ch11" data-usfm="EZK.11">
 <div class="label">11</div><div class="s">Reprensi&#243;n de los pr&#237;ncipes malvados</div><div class="p"> 1El Esp&#237;ritu me elev&#243;, y me llev&#243; por la puerta oriental de la casa de Jehov&#225;, la cual mira hacia el oriente; y he aqu&#237; a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jaazan&#237;as hijo de Azur y a Pelat&#237;as hijo de Bena&#237;a, principales del pueblo. 2Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo; 3los cuales dicen: No ser&#225; tan pronto; edifiquemos casas; esta ser&#225; la olla, y nosotros la carne. 4Por tanto profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre.</div><div class="p"> 5Y vino sobre m&#237; el Esp&#237;ritu de Jehov&#225;, y me dijo: Di: As&#237; ha dicho Jehov&#225;: As&#237; hab&#233;is hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro esp&#237;ritu, yo las he entendido. 6Hab&#233;is multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y hab&#233;is llenado de muertos sus calles. 7Por tanto, as&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or: Vuestros muertos que hab&#233;is puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas yo os sacar&#233; a vosotros de en medio de ella. 8Espada hab&#233;is temido, y espada traer&#233; sobre vosotros, dice Jehov&#225; el Se&#241;or. 9Y os sacar&#233; de en medio de ella, y os entregar&#233; en manos de extra&#241;os, y har&#233; juicios entre vosotros. 10A espada caer&#233;is; en los l&#237;mites de Israel os juzgar&#233;, y sabr&#233;is que yo soy Jehov&#225;. 11La ciudad no os ser&#225; por olla, ni vosotros ser&#233;is en medio de ella la carne; en los l&#237;mites de Israel os juzgar&#233;. 12Y sabr&#233;is que yo soy Jehov&#225;; porque no hab&#233;is andado en mis estatutos, ni hab&#233;is obedecido mis decretos, sino seg&#250;n las costumbres de las naciones que os rodean hab&#233;is hecho.</div><div class="p"> 13Y aconteci&#243; que mientras yo profetizaba, aquel Pelat&#237;as hijo de Bena&#237;a muri&#243;. Entonces me postr&#233; rostro a tierra y clam&#233; con gran voz, y dije: &#161;Ah, Se&#241;or Jehov&#225;! &#191;Destruir&#225;s del todo al remanente de Israel?</div><div class="s">Promesa de restauraci&#243;n y renovaci&#243;n</div><div class="p"> 14Y vino a m&#237; palabra de Jehov&#225;, diciendo: 15Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes dijeron los moradores de Jerusal&#233;n: Alejaos de Jehov&#225;; a nosotros es dada la tierra en posesi&#243;n. 16Por tanto, di: As&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les ser&#233; por un peque&#241;o santuario en las tierras adonde lleguen. 17Di, por tanto: As&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or: Yo os recoger&#233; de los pueblos, y os congregar&#233; de las tierras en las cuales est&#225;is esparcidos, y os dar&#233; la tierra de Israel. 18Y volver&#225;n all&#225;, y quitar&#225;n de ella todas sus idolatr&#237;as y todas sus abominaciones. 19Y les dar&#233; un coraz&#243;n, y un esp&#237;ritu nuevo pondr&#233; dentro de ellos; y quitar&#233; el coraz&#243;n de piedra de en medio de su carne, y les dar&#233; un coraz&#243;n de carne, 20para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.#Ez. 36.26-28. 21Mas a aquellos cuyo coraz&#243;n anda tras el deseo de sus idolatr&#237;as y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehov&#225; el Se&#241;or.</div><div class="p"> 22Despu&#233;s alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos. 23Y la gloria de Jehov&#225; se elev&#243; de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que est&#225; al oriente de la ciudad.#Ez. 43.2-5. 24Luego me levant&#243; el Esp&#237;ritu y me volvi&#243; a llevar en visi&#243;n del Esp&#237;ritu de Dios a la tierra de los caldeos, a los cautivos. Y se fue de m&#237; la visi&#243;n que hab&#237;a visto. 25Y habl&#233; a los cautivos todas las cosas que Jehov&#225; me hab&#237;a mostrado.</div>
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 <div class="book bkLUK">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="LUK.9.1+LUK.9.2+LUK.9.3+LUK.9.4+LUK.9.5+LUK.9.6+LUK.9.7+LUK.9.8+LUK.9.9+LUK.9.10+LUK.9.11+LUK.9.12+LUK.9.13+LUK.9.14+LUK.9.15+LUK.9.16+LUK.9.17">
 <div class="p">1Habiendo reunido a sus doce disc&#237;pulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. 2Y los envi&#243; a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. 3Y les dijo:#Lc. 10.4-11. No tom&#233;is nada para el camino, ni bord&#243;n, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llev&#233;is dos t&#250;nicas. 4Y en cualquier casa donde entr&#233;is, quedad all&#237;, y de all&#237; salid. 5Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.#Hch. 13.51. 6Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.</div><div class="s">Muerte de Juan el Bautista</div><div class="r">(Mt. 14.1-12; Mr. 6.14-29)</div><div class="p"> 7Herodes el tetrarca oy&#243; de todas las cosas que hac&#237;a Jes&#250;s; y estaba perplejo, porque dec&#237;an algunos: Juan ha resucitado de los muertos; 8otros: El&#237;as ha aparecido; y otros: Alg&#250;n profeta de los antiguos ha resucitado.#Mt. 16.14; Mr. 8.28; Lc. 9.19. 9Y dijo Herodes: A Juan yo le hice decapitar; &#191;qui&#233;n, pues, es este, de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle.</div><div class="s">Alimentaci&#243;n de los cinco mil</div><div class="r">(Mt. 14.13-21; Mr. 6.30-44; Jn. 6.1-14)</div><div class="p"> 10Vueltos los ap&#243;stoles, le contaron todo lo que hab&#237;an hecho. Y tom&#225;ndolos, se retir&#243; aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida. 11Y cuando la gente lo supo, le sigui&#243;; y &#233;l les recibi&#243;, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. 12Pero el d&#237;a comenzaba a declinar; y acerc&#225;ndose los doce, le dijeron: Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren alimentos; porque aqu&#237; estamos en lugar desierto. 13&#201;l les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos m&#225;s que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud. 14Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus disc&#237;pulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta. 15As&#237; lo hicieron, haci&#233;ndolos sentar a todos. 16Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los parti&#243;, y dio a sus disc&#237;pulos para que los pusiesen delante de la gente. 17Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobr&#243;, doce cestas de pedazos.</div>
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