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Patas para arribaMuestra

Patas para arriba

DÍA 9 DE 10

#Mírame


Jesús tiene mucho para decir sobre la diferencia entre lo de afuera y lo de adentro. Dice que lo que en realidad le importa a Dios es lo que hay dentro, allí donde pasan las cosas de veras. Dice que la gente dedica mucho tiempo a los signos externos que verá el mundo, pero que Dios entra para ver cuáles son nuestras políticas verdaderas.


“Corazón limpio”. Significa que vives la vida bendecida cuando ya no te preocupan las señales externas, la publicidad extravagante, todos los esfuerzos que buscan convencer a la gente de que eres alguien diferente a lo que eres en verdad. Entonces, cuando lo de afuera y lo de dentro coinciden, eres de corazón limpio y estás donde Él quiere que estés. Significa que dejar de lado mi yo es no preocuparme más por mi presentación ante los demás. Dejar de lado mi yo, llegar al quebranto del yo, es no interesarme más por fingir las cosas porque entiendo que lo que Dios busca es lo que soy en realidad.


Los fariseos se esforzaban muchísimo por mostrar que eran puros, y también por ver que otros hicieran lo mismo. Y, por el contrario, Jesús ponía cabeza abajo todo su concepto de lo que era puro y limpio. Les dijo que se preocupaban demasiado por limpiar “lo de fuera del vaso”mientras lo que estaba sucio era el interior. Y luego comparó a esos jefes con “sepulcros blanqueados”, brillantes y blancos por fuera, pero llenos de muerte y putrefacción por dentro.


Palabras duras si las hay, pero servían para ilustrar dónde pensaba Jesús que importaba más la pureza y la limpieza. La pintura, lo exterior, era bello. Pero lo que cuenta es el interior.


Gran parte del mensaje de Jesús, de ese mensaje que ponía todo de cabeza y patas arriba, es que Dios no mira tanto lo de afuera, que es tan fácil de maquillar o falsear. Él mira más lo de dentro, allí donde somos lo que somos. Jesús, entonces, usa esas palabras tan conocidas, “limpio”, “puro”, en su sermón y luego les da un giro drásticamente nuevo y distinto. Hay que dejar de preocuparse por el aspecto exterior y saber que Dios ve nuestro interior. La pureza del corazón está por encima de la limpieza de la decoración.


Dejar de lado mi yo significa que no me interesa lo que piensen los demás, que lo hueco de todo eso no es lo que busco. Más bien, busco agradar solamente a Dios, y recibir mi recompensa de Él, no de la gente. Cuando cerramos el teatro al público, corriendo el telón, apagando las luces, y quedamos solos en el escenario ante un público de uno solo sin que nos importen las críticas de especialistas o de nadie más, allí es donde hemos dejado el yo, donde le pusimos punto final y podemos vivir la bendición de Dios.


Nuestra afición a las máscaras nos impide tener la relación íntima y auténtica que Jesús quiere que tengamos con Él.


Lo que Dios nos pide no podría ser más sencillo de lo que es. Nos invita, diciendo: “Ven, tal como eres. No te vistas de manera especial. No decores tu lenguaje. No finjas ni actúes. Tan solo siéntete como en casa conmigo. Sé real. Mi casa es tu casa”.


Con Dios, podemos dejar de lado el yo y bajar la guardia porque no necesitamos esconder nuestros defectos, ya que sabemos que su amor es incondicional. Y la satisfacción es plena, profunda, porque es mucho más fácil ser uno mismo, ser una sola persona en lugar de dos, sin tener que crear y sostener una falsa identidad.

Día 8Día 10

Acerca de este Plan

Patas para arriba

La vida verdadera está donde ya no hay más yo, allí donde todo parece estar patas para arriba. Deja que Jesús te lleve por ese camino en el que tu yo llegue a su fin. El camino que te lleva directamente a tu verdadera v...

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Nos gustaría agradecer a Peniel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://store.peniel.com/es/crecimiento-espiritual/469-patas-para-arriba.html

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