Día a Día Con Dios Parte 1

Una Sola Mente, Un Solo Corazón

En La Intimidad Del Corazón De Jesús

Encuentro Con La Cruz

Reconstruyendo Juntos El Propósito De Dios

Viviendo en Libertad

No temas: Eres conocido, cuidado y valioso

Victoria Sobre Tus Enemigos

La Comparación - El Enemigo Silencioso

Refugio en Medio Del Temor

Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="chapter ch4" data-usfm="2CO.4.1+2CO.4.2+2CO.4.3+2CO.4.4+2CO.4.5+2CO.4.6+2CO.4.7+2CO.4.8+2CO.4.9+2CO.4.10+2CO.4.11+2CO.4.12+2CO.4.13+2CO.4.14+2CO.4.15+2CO.4.16+2CO.4.17+2CO.4.18">
 <div class="p">1Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio seg&#250;n la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestaci&#243;n de la verdad recomend&#225;ndonos a toda conciencia humana delante de Dios. 3Pero si nuestro evangelio est&#225; a&#250;n encubierto, entre los que se pierden est&#225; encubierto; 4en los cuales el dios de este siglo ceg&#243; el entendimiento de los incr&#233;dulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Se&#241;or, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jes&#250;s. 6Porque Dios, que mand&#243; que de las tinieblas resplandeciese la luz,#Gn. 1.3. es el que resplandeci&#243; en nuestros corazones, para iluminaci&#243;n del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.</div><div class="s">Viviendo por la fe</div><div class="p"> 7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jes&#250;s, para que tambi&#233;n la vida de Jes&#250;s se manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jes&#250;s, para que tambi&#233;n la vida de Jes&#250;s se manifieste en nuestra carne mortal. 12De manera que la muerte act&#250;a en nosotros, y en vosotros la vida.</div><div class="p"> 13Pero teniendo el mismo esp&#237;ritu de fe, conforme a lo que est&#225; escrito: Cre&#237;, por lo cual habl&#233;,#Sal. 116.10. nosotros tambi&#233;n creemos, por lo cual tambi&#233;n hablamos, 14sabiendo que el que resucit&#243; al Se&#241;or Jes&#250;s, a nosotros tambi&#233;n nos resucitar&#225; con Jes&#250;s, y nos presentar&#225; juntamente con vosotros. 15Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acci&#243;n de gracias sobreabunde para gloria de Dios.</div><div class="p"> 16Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de d&#237;a en d&#237;a. 17Porque esta leve tribulaci&#243;n moment&#225;nea produce en nosotros un cada vez m&#225;s excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.</div>
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 <div class="chapter ch5" data-usfm="2CO.5.1+2CO.5.2+2CO.5.3+2CO.5.4+2CO.5.5+2CO.5.6+2CO.5.7+2CO.5.8+2CO.5.9+2CO.5.10+2CO.5.11+2CO.5.12+2CO.5.13+2CO.5.14+2CO.5.15+2CO.5.16+2CO.5.17+2CO.5.18+2CO.5.19+2CO.5.20+2CO.5.21">
 <div class="p">1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabern&#225;culo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por esto tambi&#233;n gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitaci&#243;n celestial; 3pues as&#237; seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los que estamos en este tabern&#225;culo gemimos con angustia; porque no quisi&#233;ramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Esp&#237;ritu.</div><div class="p"> 6As&#237; que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Se&#241;or 7(porque por fe andamos, no por vista); 8pero confiamos, y m&#225;s quisi&#233;ramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Se&#241;or. 9Por tanto procuramos tambi&#233;n, o ausentes o presentes, serle agradables. 10Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,#Ro. 14.10. para que cada uno reciba seg&#250;n lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.</div><div class="s">El ministerio de la reconciliaci&#243;n</div><div class="p"> 11Conociendo, pues, el temor del Se&#241;or, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que tambi&#233;n lo sea a vuestras conciencias. 12No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasi&#243;n de gloriaros por nosotros, para que teng&#225;is con qu&#233; responder a los que se glor&#237;an en las apariencias y no en el coraz&#243;n. 13Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. 14Porque el amor de Cristo nos constri&#241;e, pensando esto: que si uno muri&#243; por todos, luego todos murieron; 15y por todos muri&#243;, para que los que viven, ya no vivan para s&#237;, sino para aquel que muri&#243; y resucit&#243; por ellos.</div><div class="p"> 16De manera que nosotros de aqu&#237; en adelante a nadie conocemos seg&#250;n la carne; y aun si a Cristo conocimos seg&#250;n la carne, ya no lo conocemos as&#237;. 17De modo que si alguno est&#225; en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu&#237; todas son hechas nuevas. 18Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcili&#243; consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliaci&#243;n; 19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tom&#225;ndoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encarg&#243; a nosotros la palabra de la reconciliaci&#243;n. 20As&#237; que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21Al que no conoci&#243; pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fu&#233;semos hechos justicia de Dios en &#233;l.</div>
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 <div class="chapter ch6" data-usfm="2CO.6.1+2CO.6.2">
 <div class="p">1As&#237;, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos tambi&#233;n a que no recib&#225;is en vano la gracia de Dios. 2Porque dice:</div><div class="q">En tiempo aceptable te he o&#237;do,</div><div class="q">Y en d&#237;a de salvaci&#243;n te he socorrido.#Is. 49.8.</div><div class="m">He aqu&#237; ahora el tiempo aceptable; he aqu&#237; ahora el d&#237;a de salvaci&#243;n. </div>
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