[Serie Nada nos separa de su amor] Dios ofrece aceptación y amorMuestra

El Señor es tierno y compasivo

La compasión de Dios hacia los hombres, que expresa el salmista, sale de lo profundo de su conocimiento de Dios, de su tiempo de intimidad, de su obediencia. Ha visto la misericordia de Dios hacia él, ha vivido la ternura y compasión en cada etapa de su vida. El salmista no improvisa, porque conoce a Dios. No solo por haber oído acerca de él, sino porque se interesaba sinceramente, podía ver en cada situación de su vida la mano de Dios.

La compasión de Dios es tan grande que no paga lo que merece cada persona. La justicia humana demanda que cada uno reciba el castigo por su maldad. Pero la compasión de Dios se manifiesta de manera tal que nadie lo ha podido imaginar; puesto que no descargó su ira contra las personas, sino que su Hijo cargó con la culpa y el castigo correspondiente. Nos justificó en Cristo y se le imputó nuestro pecado. 

Imputar, según el diccionario es atribuir la responsabilidad de un delito a una persona. A Cristo se le atribuyeron las consecuencias del pecado de la humanidad. Él pagó por el delito de todos, lo que se exigía fue pagado por la sangre del Hijo de Dios. Esta es la mayor expresión de compasión, misericordia y gracia de parte de Dios hacia la humanidad. No existe ningún pecado que haya quedado fuera; ni pecador que no haya sido incluido en este sacrificio. Este sacrificio, separó el pecado de nosotros y como lo expresa el salmista, lo alejó como se encuentra el oriente con respecto al occidente. Los colocó en lugares diferentes, donde no se pueden volver a encontrar. 

La ternura de Dios es como el Padre con los hijos. Más aun porque, los padres humanos son limitados, en cambio el Padre celestial es todopoderoso. Su amor y ternura alcanza para todos sus hijos, sin distinción de ninguna clase. La comprensión de esta justificación debe llevar a cada uno a alabar a Dios con todo su ser. Donde la alabanza, no se limita a canciones, sino al reconocimiento de los atributos, bondades y acción de Dios; y a expresarlo en cada actitud de su vida.

Reflexión

El amor de Dios se manifiesta en tu vida a cada instante, indistintamente de la situación que te encuentres atravesando. La justificación te ha alcanzado, está en ti comenzar a reconocer la ternura y compasión de Dios.