Seguir a JesúsMuestra

Si sigues buscando, comparando y envidiando, nunca tendrás lo suficiente. Con la ayuda de Cristo, desechemos las comparaciones.La envidia es terrenal no es espiritual.Es demoníaca.Cada práctica malvada está estrechamente ligada con la envidia.En lugar de eso, celebremos las bendiciones que Dios les da a otros. La envidia es resentir la bondad de Dios en la vida de otras personas e ignorar la bondad de Dios en nuestra propia vida.

Todos nosotros conocemos a alguien envidioso.Esta persona afligida ve que cada día trae más problemas. No puede ver las bendiciones porque su vaso está siempre medio vacío.

Disfruta de lo que Él te ha dado en vez de anhelar aquello que no tienes. Sé agradecido por lo que Dios te ha dado en vez de estar resentido por las fotos de Instagram de otras personas: “¡Oh, desearía tener la vida de ellos!”. Sabes una cosa ¡Ellos anhelan tu vida en maneras que no te puedes imaginar!

Regocijémonos con los que se regocijan. Cultivemos la gratitud.

Adoremos a nuestro Dios, no porque nos da todo lo que queremos, sino porque Él es digno de alabanza. Adorémoslo porque hemos aprendido el secreto de estar contentos, ya sea que vivamos en la abundancia o que tengamos necesidad. Ese secreto es que podemos hacer todas las cosas a través del Hijo de Dios, Jesucristo, que nos da la fuerza.

Porque Jesús es todo lo que necesitamos, busquémolo de todo corazón.

Solamente en Él encontramos el gozo verdadero y el contentamiento auténtico.

Solo Él es vida y solo Él satisface verdaderamente.