El fugitivo - La razón por la que corremosMuestra

A la deriva

Jonás escapa físicamente en un barco, a 4,200 km de donde se supone que debe ir, y sé que la desobediencia no se ve así para nosotros. Sin embargo, las tres formas de desobediencia de las que hablamos los días anteriores, te enviarán a la deriva, muy lejos de las cosas de Dios. Todas estas pequeñas formas sutiles de desobedeciendo a Dios, nos envían a la deriva.

¿Alguna vez has estado en Hawái? Bueno, con mi esposa, Codi, fuimos a Hawái en nuestra luna de miel y uno de mis recuerdos favoritos es cuando fuimos a bucear. El pequeño complejo donde nos alojamos tenía buceo de superficie, así que salimos a mirar el arrecife de coral; nada intenso, solo teníamos gafas y el tubo. Entonces, estábamos en el agua, y Nemo con todos sus amigos nadaban justo detrás de nosotros. Codi regresó a la orilla porque se cansó, seguí nadando, mirando lo que había debajo de mí, cuando vi algo que parecía una serpiente o una anguila, algún tipo de criatura marina que venía hacia mí rápidamente. ¡Así que hice lo que cualquier persona normal haría en esa situación, alcé mi cabeza, comencé a gritar y nadar! Tan pronto como el agua comenzó a bajar por mis gafas, me di cuenta que estaba muy lejos de la orilla donde estaba mi esposa. Pensé, «¡¿Cómo llegué aquí?!» ¡No tenía idea de cómo había llegado tan lejos!

Me doy cuenta, que esto es lo que nos sucede en nuestro caminar cristiano cuando desobedecemos a Dios lentamente, simplemente nos quedamos a la deriva. No es que de repente nos demos cuenta que por nuestra fe no vale la pena vivir, sino que con el tiempo simplemente desobedecemos a Dios, y comenzamos a cuestionar todas nuestras creencias.

Incluso, ¿creo en Dios?

Ni siquiera puedo sentirlo en este momento.

Mis oraciones no están pasando del techo.

Mi matrimonio estaba yendo tan bien, ¿cómo llegó hasta aquí?

Todo iba muy bien en el trabajo, ¿cómo llegué aquí?

De repente estás en este lugar debido a la desobediencia a Dios. En este contexto, todos somos fugitivos y decimos: «¿Cómo llegué aquí?» He visto muy pocos casos de personas que huyen de la fe a toda prisa. Lo que veo, es que las personas dan un pequeño paso de desobediencia tras otro y lo siguiente que saben, es que están completamente a la deriva.