7 reflexiones esenciales de la Biblia de Estudio RVRMuestra

Sacrificios inmundos

¿Por qué debería importarle a Dios la condición de un sacrificio? Él creó todas las cosas, tanto a los animales defectuosos como a los que están sanos. ¿Por qué no aceptaba dones imperfectos? ¿Y por qué quería que Malaquías, su mensajero, hablara tan duramente? 

Los sacrificios imperfectos de los sacerdotes y del pueblo manifestaban el contenido de sus corazones. No eran sinceros. Sacrificar un animal perfecto y sano les parecía un desperdicio, y consideraban el trabajo adecua- do de preparación de sus dones como una pérdida de tiempo y de energía. Malaquías se enfrentó a esta actitud con la ley de Dios, que exigía claramente sacrificios intachables y corazones sinceros (cp. Lv 1.3; 3.1; Dt 17.1). También lo hizo con el juicio de Dios sobre los actos de ellos. Dios sabía perfectamente lo que estaban haciendo y conocía la condición de sus corazones. Habría preferido que no hicieran sacrificios en lugar de ofrendas de segunda clase y carentes de sinceridad. El pueblo no presentaba «sacrificios»; solo hacían lo que le convenía, lo justo para que pareciera que obedecían a Dios. Luego se darían la vuelta y se propinarían palmaditas en la espalda por ser justos. 

Sin embargo, aunque su pueblo había quebrantado el pacto con él, Dios permaneció fiel a sus promesas (cp. Is 53). No se retrajo de enviar a su único Hijo a una muerte cruel en la cruz. Jesús era el verdadero sacrificio impoluto al que las ofrendas del Antiguo Testamento apuntaban (He 7.26-28). Era perfecto, libre de todo peca- do. Y, a través de su muerte sacrificial, el Señor proveyó salvación para todos nuestros pecados. Al hacerlo, demostró su amor sincero por nosotros, porque sacrificó lo mejor para salvarnos.