Una Iglesia Feliz y SaludableMuestra

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¿Alguna vez ha sentido que va por la vida con un peso tan grande en la espalda que no le permite pararse derecho? ¿Ha experimentado también el alivio que se siente cuando Dios envía ayuda? Espero que se acuerde de darle gracias a Dios cuando envía ese bendito alivio. Pero hay algo más que usted necesita hacer.

Cuando se mantiene de pie más derecho, Dios le da la oportunidad de trasmitirles la esperanza que tiene a los que sufren, a los rezagados y a los que luchan a su alrededor. Pero no lo puede hacer si su espiritualidad está embotellada en algo personal y silencioso. Los humanos fuimos hechos para la interacción, fuimos hechos para ser piezas de un rompecabezas, cada uno como una parte del hermoso y colorido diseño divino del universo.

El gran cuadro sólo se arma cuando usted se junta con otras personas. “Bendito sea el Dios . . . Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3,4).

Así que, hágase conocer un poco, ¿de acuerdo? Cuénteles su historia personal del rescate de Dios a las personas de su entorno que están viviendo mal. Comparta su esperanza, comparta su consolación, comparta su alegría. Cuando lo haga, se dará cuenta de que los otros también se van a erguir un poco más.