Encontrando un ancla en nuestra ansiedadMuestra

¿Cómo respondes a la ansiedad?

He realizado algunas investigaciones sobre este tema y pregunté a la gente: ¿cómo respondes a la ansiedad? ¿Qué pasa en ti cuando experimentas ansiedad? Esto es lo que descubrí. De todas las personas a las que pregunté, ninguna dijo, «no sé de qué estás hablando». Si yo hubiera preguntado, «cuéntame sobre el ayuno en tu vida», alguna gente habría dicho, «no sé de qué me estás hablando, mejor vamos por unos tacos». Pero cuando hablas de ansiedad todo el mundo dice, «sí, sé lo que se siente, siento ansiedad en la parte posterior de mi cuello, mi espalda, mis hombros, me da malestar estomacal, siento nerviosismo, preocupación y temor». Yo también siento todas estas cosas cuando la ansiedad viene a mi vida. Vivimos en un mundo ansioso. En el verano de 2017, la ciudad de Houston recibió el huracán Harvey y justo después ocurrió el episodio de tiroteo en un concierto de Las Vegas. Y si vemos las noticias internacionales, hubo tensión con Corea del Norte, y también todos los eventos relacionados con el terrorismo. Hubo muchas situaciones por las que experimentamos ansiedad. 

Estados Unidos es un país ansioso, y ahora estamos en una ciudad ansiosa. Dice la gente, «no sé si quiero seguir viviendo en Houston con todos estos huracanes que pasan por aquí». Hay tantas cosas que vienen por las que podemos estar ansiosos. Una manera de determinar si la ansiedad está presente en nuestra sociedad es que la ansiedad trae consigo irritabilidad. La ansiedad nos hace irritables. Somos una sociedad irritable. Estamos molestos unos con otros todo el tiempo. Estamos en tráfico gritándonos  uno al otro. Personas entran en ‘dimes y diretes’ en la televisión. Hemos hecho una industria de la irritabilidad. Todo se exagera y nos ponemos realmente irritables. Empezamos a pensar, ¿qué me va a ayudar con esto? Tal vez dos copas de vino en la noche, tal vez algún medicamento que puedo tomar. ¿Cómo se enfrenta la ansiedad?

A lo largo de las Escrituras escuchamos, «no temas, no estés ansioso y deposita tus ansiedades en Dios». Miedo, ansiedad, preocupación, están todos en el mismo grupo de sentimientos que experimentamos. La razón por la que tú y yo estamos preocupados puede ser diferente, pero la sensación es la misma. El salmista dice: «busqué al Señor y él me respondió y me libró de todos mis temores». En este plan, vamos a explorar estos temores de los que el salmista habla, así como los anclajes que están disponibles para nosotros cuando atravesamos por ansiedad.