Sé Tú La AyudaMuestra

«Demasiado grande para mí»

En el libro de Nehemías, el profeta cuenta la historia de la reconstrucción del muro de Jerusalén. El pueblo de Israel se encontraba en una situación desesperada. Ellos vivían vidas derrotadas y lloraban su cautiverio. La Biblia dice que se encontraban «afligidos». Nehemías fue movido por esto, pero hizo algo más que escuchar las malas noticias y sentarse a esperar si escuchaba algo mejor. Él fue a Jerusalén, le pidió a Dios que colocara Su mano sobre él y le permitiera ver por sí mismo lo que estaba ocurriendo. Luego de esto, él no se sentó a languidecer sumido en la desesperación. Tampoco se sentó simplemente a esperar que Dios edificara los muros. Dios habló a través de él para darle esperanza al pueblo de Israel. «Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio» (Nehemías 2:17). 

Nehemías le habló victoria al pueblo que yacía en cautiverio. Él usó la acción, involucró a otros e hizo lo que Dios le dijo que hiciera para ayudar a reconstruir la ciudad de Jerusalén. Estoy segura de que en su corazón humano debe haber sentido que esa tarea era demasiado grande para él, o que tal vez otros no desearan su ayuda. Sin embargo, no se detuvo a esperar sino que fue obediente a la voz de Dios.