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Apocalipsis 11

11
1Me dieron una vara de medir, parecida a una caña, y me dijeron: «Levántate y toma las medidas del templo de Dios#11.1-2 Cf. Ez 40.3; Zac 2.1-2 (5-6). La medición del templo debe entenderse como símbolo de la protección especial de Dios a su pueblo. El templo de Jerusalén había sido destruido en el año 70 d.C. por el ejército romano. y del altar, y cuenta los que adoran allí. 2Pero no midas el atrio exterior del templo, porque ha sido entregado a los paganos, los cuales van a pisotear la ciudad santa#11.2 La ciudad santa: Jerusalén. Cf. Is 63.18; Dn 8.13; Lc 21.24. durante cuarenta y dos meses.#11.2 Cuarenta y dos meses: Ap 13.5; equivale a 1.260 días (v. 3; Ap 12.6) o a tres años y medio (Ap 12.14), que es la mitad de siete años. Así como el número siete simboliza lo perfecto y completo, la mitad simboliza lo contrario; véase Ap 1.4 nota, y cf. Dn 7.25; 12.7. 3Y yo enviaré dos testigos,#11.3 Los dos testigos no son identificados; sus características son en parte las de Zorobabel y del sacerdote Josué (Zac 3.1—4.14), y en parte las de Elías y Moisés (véanse 11.6 y notas correspondientes), pero aquí parecen representar al pueblo de Dios en su condición de testigo-mártir. vestidos con ropas ásperas,#11.3 Vestidos con ropas ásperas: como símbolo de su llamada a la conversión. a comunicar mensajes proféticos durante mil doscientos sesenta días.»#11.3 Mil doscientos sesenta días: Véase 11.2 nota.
4Estos dos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Señor de la tierra.#11.4 Alusión a Zac 4.1-3,11-14. 5Si alguien intenta hacerles daño, ellos echan fuego por la boca, que quema por completo a sus enemigos; así morirá cualquiera que quiera hacerles daño. 6Estos testigos tienen poder para cerrar el cielo, para que no llueva durante el tiempo en que estén comunicando su mensaje profético,#11.6 Para que no llueva: Cf. la acción de Elías en 1 R 17.1, cuando la sequía duró un tiempo igual al que se anuncia aquí en 11.3 (cf. Lc 4.25; Stg 5.17). y también tienen poder para cambiar el agua en sangre#11.6 Para cambiar el agua en sangre: Cf. la acción de Moisés en Ex 7.17-24. y para hacer sufrir a la tierra con toda clase de calamidades, tantas veces como ellos quieran.
7Pero cuando hayan terminado de dar su testimonio, el monstruo#11.7 El monstruo: Cf. Ap 13.1-7; 17.8, y también Dn 7.7,21. que sube del abismo#11.7 Del abismo: Véase Ap 9.1 nota. los atacará, los vencerá y los matará. 8Sus cadáveres quedarán tendidos en las calles de la gran ciudad donde fue crucificado su Señor, la cual en lenguaje figurado se llama Sodoma, y también Egipto.#11.8 La ciudad donde fue crucificado su Señor es Jerusalén, que aquí aparece como la ciudad rebelde a Dios por excelencia. Por eso se identifica con Sodoma y con Egipto, lugares de perversión e idolatría. Cf. Is 1.10; 3.9; Sab 11.15-16; 12.23-27; 15.14-19. 9Y por tres días y medio, gente de distintos pueblos, razas, lenguas y naciones verá sus cadáveres y no dejará que los entierren. 10Los que viven en la tierra se alegrarán de su muerte. Estarán tan contentos que se harán regalos unos a otros, porque aquellos dos profetas eran un tormento para ellos.
11Pero al cabo de los tres días y medio, Dios los revivió y se levantaron otra vez,#11.11 Los revivió... otra vez: Cf. Ez 37.5,10. y todos los que los vieron se llenaron de miedo. 12Entonces los dos testigos oyeron una fuerte voz del cielo, que les decía: «¡Suban acá!» Y subieron al cielo en una nube,#2~R 2.11. y sus enemigos los vieron. 13En aquel mismo momento hubo un gran terremoto,#Ap 6.12; 16.18. y a causa del terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad, y siete mil personas murieron. Los que aún quedaron con vida, llenos de miedo alabaron a Dios, que está en el cielo.#11.13 Alabaron a Dios: Ap 14.7; 15.4.
14Pasó el segundo desastre, pero pronto viene el tercero.#11.14 Ap 9.12; véase 8.13 nota.
La séptima trompeta#11.15-18 La tercera sección culmina con un himno de triunfo por el establecimiento del reino eterno de Dios y de Cristo.
15El séptimo ángel tocó su trompeta, y se oyeron fuertes voces en el cielo, que decían:
«El reino del mundo
es ya de nuestro Señor y de su Mesías,
y reinarán por todos los siglos.»#11.15 Ap 10.7. Cf. Dn 2.44; 7.14,27; cf. también Ex 15.18.
16Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se inclinaron hasta el suelo y adoraron a Dios,#11.16 Cf. Ap 4.9-11, donde se presenta una escena parecida a la de 11.16-18. 17diciendo:
«Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso,
tú que eres y que eras,
porque has tomado tu gran poder
y has comenzado a reinar.
18Las naciones se han enfurecido;
pero ha llegado el día de tu ira,#Sal 2.1-6.
el momento en que has de juzgar a los muertos;
y darás la recompensa a tus siervos los profetas,
a tu pueblo santo
y a los que honran tu nombre,
sean grandes o pequeños;#11.18 Ap 19.5; cf. Sal 115.13.
y destruirás a los que destruyen la tierra.»
IV. LAS SEÑALES SIMBÓLICAS#11.19—15.1 En la cuarta sección del libro aparece una serie de señales simbólicas, que representan la lucha entre Dios y sus enemigos.
(11.19—15.1)
Visión preparatoria
19Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en el templo se veía el arca de su alianza.#11.19 El cofre de su alianza, o del pacto, simbolizaba la presencia de Dios entre su pueblo (Ex 25.10-22; cf. 2 Mac 2.4-8, y también Ap 21.3,22). Y hubo relámpagos, voces,#11.19 Voces: o estruendos. truenos, un terremoto y una gran granizada.#11.19 Ap 8.5; 16.18-21.

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