Booz llamó a Rut y le dijo: —Oye bien lo que te voy a decir: no vayas a recoger espigas en otros campos; quédate aquí y acompaña a mis trabajadoras. Mira bien por dónde van, y síguelas. Les he ordenado a mis trabajadores que no te molesten. Cuando tengas sed, ve y toma agua de las jarras que ellos han llenado. Entonces Rut, en señal de humildad, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y le preguntó a Booz: —¿Por qué es usted tan amable conmigo? ¿Por qué se preocupa tanto por mí, si soy una simple extranjera? Booz le contestó: —Ya me han contado todo lo que has hecho por tu suegra, después de que murió tu esposo. Sé que dejaste a tu familia y tu país para venir a vivir con nosotros, que somos gente totalmente desconocida para ti. ¡Que Dios te premie por todo lo que has hecho! ¡Que el Dios de Israel, en quien ahora buscas protección, te haga mucho bien! Entonces Rut le dijo a Booz: —¡Muchas gracias, señor! Usted es muy bueno conmigo y me ha hecho sentir bien, aunque ni siquiera soy como una de sus criadas. A la hora de comer, Booz invitó a Rut y le dijo: —Ven, acércate; aquí hay pan, salsa y granos tostados. Rut fue y se sentó a comer junto con todos los demás trabajadores. Comió hasta quedar satisfecha, y hasta le sobró comida para llevarle a su suegra. Cuando Rut regresó a recoger espigas, Booz ordenó a los trabajadores: —Dejen que Rut también recoja espigas donde están los manojos de cebada. Además, dejen caer espigas de sus propios manojos para que ella las pueda recoger. Y no la molesten. Rut estuvo recogiendo espigas hasta que empezó a oscurecer. Cuando separó el grano de las espigas, se dio cuenta de que había recogido más de veinte kilos de cebada. Tomó la cebada y regresó a Belén para mostrarle a su suegra todo lo que había recogido ese día. También le dio a Noemí la comida que le había quedado. Noemí, entonces preguntó: —¿Dónde estuviste trabajando hoy? ¿Cómo es que pudiste recoger tanta cebada? ¡Qué Dios bendiga mucho a quien tanto te ha ayudado! Rut le contó a su suegra que había estado trabajando en el campo de un señor llamado Booz. Por eso Noemí le dijo: —¡Que Dios lo bendiga! ¡Qué bueno es ese hombre con nosotras y con nuestros familiares muertos! Déjame decirte que ese hombre es familiar de mi esposo, y de acuerdo con nuestras leyes tiene el deber de protegernos. Rut añadió: —Pues él me dijo que podía quedarme a trabajar con las demás trabajadoras hasta que se termine la cosecha de cebada. Entonces Noemí le dijo a Rut: —¡Qué bueno, hija mía! Quédate a trabajar en el campo de Booz. Y no te alejes de sus trabajadores, para que nadie te moleste. Rut siguió recogiendo espigas con las trabajadoras de Booz hasta que terminó la cosecha de cebada y de trigo. Mientras tanto, vivía con su suegra.
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3 Dias
En el primer plan de esta serie, Noemí y Rut regresaron a Belén desde Moab, y a las promesas del pacto. Sin embargo, ellas todavía debían regresar espiritualmente a una relación con Dios. Ahora, reconozcamos esa relación y lo que Dios hace para que podamos regresar a Él y verlo en toda Su plenitud. Él quiere que reconozcamos Su fidelidad, piedad, gracia y favor evidentes en todas las personas involucradas.
En un mundo que evita el riesgo y vive con miedo a entregarse, esta serie de 3 días recorre el libro de Rut y revela un amor tan osado como redentor. A través de una historia inesperada, vas a descubrir cómo el Evangelio transforma lo roto, llena lo vacío y te invita a confiar en el Dios que escribe las mejores historias de amor.
4 Dias
¿Booz? Su nombre me suena. ¿A qué se dedicaba? A menudo se recuerda a Booz por ser el rico segundo marido de Rut. Pero es más de lo que parece. Este devocional de cuatro días recorre las características piadosas de su estilo de liderazgo, que quizá lo distinguieron de sus contemporáneos ricos.
5 Dias
Como mujeres, nuestras vidas están llenas de transiciones y cambios, algunos inesperados y otros perfectamente sincronizados. Estas experiencias se convierten en historias valiosas, anécdotas que no solo nos fortalecen, sino que también nos permiten abrazar y sostener a quienes atraviesan situaciones similares. Aunque a veces solo vemos una densa niebla, recuerda que Dios está obrando. Abraza tus transiciones, ten paz y disfruta el viaje de la vida.
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