Los dos se dijeron: «¿No es verdad que, cuando él nos hablaba en el camino y nos explicaba la Biblia, sentíamos como que un fuego ardía en nuestros corazones?» En ese mismo momento, regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once apóstoles, junto con los otros miembros del grupo. Los que estaban allí les dijeron: «¡Jesús resucitó! ¡Se le apareció a Pedro!» Los dos discípulos contaron a los del grupo todo lo que había pasado en el camino a Emaús, y cómo habían reconocido a Jesús cuando él partió el pan. Todavía estaban los dos contando su historia, cuando Jesús se presentó en medio de todos y los saludó: «¡Reciban la paz de Dios!» Todos se asustaron muchísimo, porque creyeron que era un fantasma. Pero Jesús les dijo: «¿Por qué están tan asustados? ¿Por qué les cuesta tanto creer? ¡Miren mis manos y mis pies! ¡Soy yo! ¡Tóquenme! ¡Mírenme! ¡Soy yo! Los fantasmas no tienen carne ni huesos, pero yo sí.» Mientras les decía eso, Jesús les mostraba sus manos y sus pies. Pero ellos, entre asustados y contentos, no podían creer lo que estaban viendo. Entonces Jesús les preguntó: «¿Tienen algo de comer?» Ellos le dieron un pedazo de pescado asado, y Jesús se lo comió mientras todos lo miraban. Después les dijo: «Recuerden lo que les dije cuando estaba con ustedes: “Tenía que cumplirse todo lo que dice la Biblia acerca de mí.”» Entonces les explicó la Biblia con palabras fáciles, para que pudieran entenderla: «La Biblia dice que el Mesías tenía que morir y resucitar después de tres días. También dice que en todas las naciones se hablará de mí, para que todos se vuelvan a Dios y él los perdone. »Ustedes deben hablar en Jerusalén de todo esto que han visto. Ahora quédense en la ciudad, porque muy pronto les enviaré a quien mi Padre prometió. No se vayan a ningún otro lado, hasta que reciban el poder que Dios les enviará.» Jesús fue con sus discípulos hasta Betania. Allí, levantó sus manos y los bendijo. Y en ese mismo instante fue llevado al cielo, mientras ellos lo adoraban. Después de esto, los discípulos regresaron muy contentos a Jerusalén, y todos los días iban al templo para adorar a Dios.
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La Palabra de Dios es el alimento espiritual que necesitamos para estar nutridos, fortalecidos y crecer en el conocimiento de su voluntad. Acompáñame en este devocional de tres días donde encontraremos los relatos bíblicos de personas que fueron fortalecidas, animadas y encontraron el propósito de Dios al escudriñar las Escrituras. Estoy convencido que no seremos los mismos luego de alimentarnos de su Palabra.
3 Dias
Cuando nuestras expectativas de Dios se desmoronan, Él no nos abandona. En Lucas 24:1-35, vemos a Jesús acercándose a dos discípulos en su dolor y confusión. Este plan devocional te guiará a reconocer Su presencia transformadora en medio de tus propias luchas. Descubre cómo Jesús no solo camina contigo, sino que también redime tu sufrimiento, encendiendo en ti una fe renovada y profunda.
El gran propósito de Dios es alcanzar al mundo. En su corazón se encuentran las almas y Él nos ha entregado los medios para cumplir con aquella misión. Él nos ha dado al Espíritu Santo, quien nos reviste de su poder para propagar esta gran pasión que tenemos por Jesús.
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El 2020 fue un año en el que tuvimos muchas ocasiones para desanimarnos, sin embargo, si continuamos orando y permanecemos en la Palabra de Dios, podremos comprender mejor los retos que enfrentamos y podremos encontrar un nuevo propósito. Jesús nunca nos deja y él siempre está a nuestro lado, así que sigamos moviéndonos hacia adelante.
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