—Gracias. Ojalá favorezca usted siempre a esta sierva suya. Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió. Al día siguiente madrugaron y, después de adorar al SEÑOR, volvieron a su casa en Ramá. Luego Elcaná se unió a su esposa Ana, y el SEÑOR se acordó de ella. Ana concibió y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que le puso por nombre Samuel, pues dijo: «Al SEÑOR se lo pedí». Cuando Elcaná volvió a salir con toda su familia para cumplir su promesa y ofrecer su sacrificio anual al SEÑOR, Ana no lo acompañó. —No iré hasta que el niño sea destetado —explicó a su esposo—. Entonces lo llevaré para dedicarlo al SEÑOR y allí se quedará el resto de su vida. —Bien, haz lo que te parezca mejor —respondió su esposo Elcaná—. Quédate hasta que lo destetes, con tal de que el SEÑOR cumpla su palabra. Así pues, Ana se quedó en su casa y crio a su hijo hasta que lo destetó. Cuando dejó de amamantarlo, salió con el niño, a pesar de ser tan pequeño, y lo llevó a la casa del SEÑOR en Siló. También llevó un novillo de tres años, un efa de harina y un odre de vino. Luego sacrificaron el novillo y presentaron el niño a Elí. Dijo Ana: «Mi señor, tan cierto como que usted vive, le aseguro que yo soy la mujer que estuvo aquí a su lado orando al SEÑOR. Este es el niño que yo pedí al SEÑOR, y él me lo concedió. Ahora yo, por mi parte, se lo entrego al SEÑOR. Mientras el niño viva, estará dedicado a él». Entonces Elí se postró allí ante el SEÑOR.
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3 dias
No podemos detener nuestra siembra porque el tiempo aparenta ser malo, si ni siquiera podemos entender el rumbo del viento. Ve tras aquello para lo cual Dios te ha diseñado.
3 Dias
Estas a punto de leer una lección, un acto de fe y una serie de acontecimientos, sostenidos por la gracia de Dios. ¡Vive la palabra, disfruta la palabra! Y recuerda la visión del creador por mucho, es más amplia que la nuestra. Deja que él escriba tú historia.
Cuando Ana estaba en el templo orando se sintió abrumada al no recibir respuesta, pero en el momento que Ana oró y dejo de derramar lagrimas de amargura, Dios empezo a actuar. En este devocional encontraremos una respuesta para desarrollar una vida de oración.
Podemos decir muchas oraciones y creer que ellas han sido en vano, pero Dios quiere hacernos saber que somos escuchados, y que nuestra oración no concluyó con un "amén"; al contrario, ya Dios había respondido desde la eternidad.
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