¿No saben que los que sirven en el Templo reciben su alimento del Templo y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar? Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio. Pero no me he aprovechado de ninguno de estos derechos ni escribo de esta manera porque quiera reclamarlos. Prefiero morir a que alguien me prive de este motivo de orgullo. Sin embargo, cuando predico acerca de las buenas noticias, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico las buenas noticias! En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado. ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar acerca de las buenas noticias pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho. Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a tantos como sea posible. Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la Ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la Ley), a fin de ganar a estos. Entre los que no tienen la Ley me volví como los que están sin Ley (aunque no estoy libre de la Ley de Dios, sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de ganar a los que están sin Ley. Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles. Todo esto lo hago por causa del evangelio para participar de sus frutos. ¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener una corona que se echa a perder; nosotros, en cambio, por una que dura para siempre. Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.
Leer 1 Corintios 9
Escuchar a 1 Corintios 9
Compartir
Comparar todas las versiones: 1 Corintios 9:13-27
5 dias
Las Escrituras dan una serie de razones por las cuales las personas deben trabajar, todas ellas profundas a su manera, pues lo que hacemos para subsistir le importa a Dios. El trabajo tiene valor en sí mismo. Es intrínsecamente bueno, y cuando el trabajo se hace con excelencia, reflejamos a Dios. La Biblia dice que nuestro trabajo realiza el propósito de Dios en su Reino por medio de su gracia.
5 Dias
Todos los cristianos están llamados a amar y a servir en las necesidades de los demás, pero algunos creyentes están especialmente dotados para servir liderando, predicando, enseñando, pastoreando, evangelizando o traspasando fronteras culturales como misioneros. El ministerio comienza con la gracia y es sostenido por ella. Este plan devocional te ayudará a practicar la gracia en tu servicio a Dios.
8 Dias
Siete principios que son importantes en nuestra honra (ofrenda, diezmo o primicia), son elevados a una expresión mayor, que no se limita por una cantidad, sino por la manifestación de una generosidad resultado de una naturaleza que ya poseemos, pero que necesita desarrollarse.
8 Days
Drawing on James Spencer's book titled Useful to God: Eight Lessons from the Life of D. L. Moody, this Bible Plan examines eight characteristics evident in the Scriptures and in the life of 19th century evangelist Dwight Moody (e.g., surrendered, prayerful, humbled, undistracted, and studious). A free guide including these reflections along with activities and additional devotional content is also available for download from D. L. Moody Center.
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos