Cuando soplaba la brisa fresca de la tarde, el hombre y su esposa oyeron al SEÑOR Dios caminando por el huerto. Así que se escondieron del SEÑOR Dios entre los árboles. Entonces el SEÑOR Dios llamó al hombre: —¿Dónde estás? El hombre contestó: —Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo. —¿Quién te dijo que estabas desnudo? —le preguntó el SEÑOR Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que te ordené que no comieras? El hombre contestó: —La mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto, y yo lo comí. Entonces el SEÑOR Dios le preguntó a la mujer: —¿Qué has hecho? —La serpiente me engañó —contestó ella—. Por eso comí. Entonces el SEÑOR Dios le dijo a la serpiente: «Por lo que has hecho, eres maldita más que todos los animales, tanto domésticos como salvajes. Andarás sobre tu vientre, arrastrándote por el polvo durante toda tu vida. Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le golpearás el talón». Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti». Y al hombre le dijo: «Dado que hiciste caso a tu esposa y comiste del fruto del árbol del que te ordené que no comieras, la tierra es maldita por tu culpa. Toda tu vida lucharás para poder vivir de ella. Te producirá espinos y cardos, aunque comerás de sus granos. Con el sudor de tu frente obtendrás alimento para comer hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado. Pues fuiste hecho del polvo, y al polvo volverás».
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En todas las oraciones apostólicas encontramos un cúmulo de riquezas teológicas, pero particularmente en esta de Romanos 16, que se convierte en una síntesis de toda la epístola, el corazón de los redimidos y entendidos se llena de regocijo para adorar al Padre por su infinita gracia y orar confiados en la obra perfecta de su Hijo Jesucristo nuestro Rey y Señor.
En este plan devocional de tres días, la Dra. LaDonna C. Osborn explora las promesas de Dios acerca de un Salvador que vendría a redimir a su pueblo y a darnos paz. Del jardín del Edén a Isaías, de Juan el Bautista a Pedro, aprendemos cómo el Evangelio de la buena nueva del Príncipe de Paz puede inspirarnos hoy.
Muchos cristianos se quedan atorados en patrones de pecado y tienen pocas esperanzas de liberarse. Esto puede llevar a una culpa profunda, vergüenza y desaliento. En este plan de tres días, comenzarás un viaje para vencer el pecado habitual mediante llegar a la raíz del asunto a través del poder de Cristo. Acompáñanos hoy.
Este plan bíblico de tres días está diseñado para ayudar a quienes se enfrentan a un embarazo inesperado a procesar sus emociones y encontrar una esperanza renovada en el amor de Dios.
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