Así que llegamos a salvo a Jerusalén, donde descansamos tres días. Al cuarto día de nuestra llegada, la plata, el oro y los demás objetos de valor fueron pesados en el templo de nuestro Dios y encomendados a Meremot, hijo del sacerdote Urías, y a Eleazar, hijo de Finees, junto con Jozabad, hijo de Jesúa, y Noadías, hijo de Binúi, ambos levitas. Ellos rindieron cuenta de todo por número y peso, y el peso total quedó asentado en los registros oficiales. Luego, los desterrados que habían regresado del cautiverio sacrificaron ofrendas quemadas al Dios de Israel. Ofrecieron doce toros por todo el pueblo de Israel, además de noventa y seis carneros y setenta y siete corderos. También sacrificaron doce chivos como ofrenda por el pecado. Todo se ofreció como una ofrenda quemada al SEÑOR. Los decretos del rey fueron entregados a sus funcionarios de más alta posición y a los gobernadores de la provincia situada al occidente del río Éufrates, quienes colaboraron dando su apoyo al pueblo y al templo de Dios.
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Lectura Diaria de la Biblia ayuda a conectar con la Palabra. Viaja con nosotros este mes explorando el tema “La Palabra De Dios Que Da Vida: La Oración”. Con el pasaje diario, encontrarás un poco de contexto y un versículo clave. Las preguntas de reflexión te ayudan a profundizar más. Un tema de oración y la oración diaria te ayudará a conectarte con Dios y con los demás.
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