El Recuento de los Daños para Matrimoniosنموونە

Una sola cuerda
Recuerdo un juego de niños que consistía en formar dos equipos, donde cada uno jalaba el extremo de una cuerda. El equipo ganador era aquel que lograba acercar a su lado al equipo contrario, quienes, en muchas ocasiones, caían al piso por la fuerza de su contrincante.
En todos los casos, ganadores y perdedores terminaban lastimados, no sólo por las caídas sino por la fricción de la cuerda que dañaba las manos. Quienes tiraban la cuerda con más fuerza recibían el honor de ser triunfadores; ¡prohibido aflojar! ¡Prohibido ceder! ¡Prohibido rendirse!
Muchas veces, pareciera que en nuestro matrimonio se forman esos dos extremos, donde cada uno tiene que jalar más fuerte para su lado; jalar para que nuestra posición venza, nuestra opinión venza, nuestro orgullo venza y nuestra razón se imponga. El asunto es que, cuanto más jalamos la cuerda, más magullados quedamos y, como resultado, tenemos una relación dañada.
La Biblia nos dice que “el hombre terco u obstinado caerá en infortunio, pero bienaventurado es quien honra al Señor” (Proverbios 28: 14). Un corazón terco u obstinado es aquel que pelea para que su posición sea la que prevalezca, en cambio un corazón que honra a Dios, es aquel que, llevado por la voluntad del Padre, tiene la capacidad de salir de su propio interés para colocarse en el interés del otro.
El apóstol Pablo nos explicó este principio: “No se ocupen sólo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás. Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.” (Filipenses 2: 4 – 5).
Entonces, en la lógica de Dios, el vencedor no es quien se quedó con la razón, sino quien tuvo el corazón para ceder, es decir, aquel que aflojó la cuerda.
No debemos convertir nuestro matrimonio en una competencia de dos equipos diferentes, donde cada uno estire el extremo de la cuerda hasta vencer, porque el matrimonio es la unión de dos personas diferentes que hacen un solo equipo vencedor.
Con la misma cuerda podemos armar una batalla o podemos acercar ambos extremos, permitiendo, de esta manera, que Dios forme con ellos un nudo irrompible, un matrimonio inquebrantable, hecho conforme a su diseño.
Ese diseño consiste en que las parejas se conviertan en “una sola carne” (Marcos 10: 8), un solo equipo, viviendo, creciendo y trabajando juntos en armonía. Jesús nos manda a llevar paz por donde vayamos y si nosotros aplicamos los principios de Dios, enseñados en su Palabra, y nos esforzamos por tener un carácter que se parezca al suyo, buscando más del Señor cada día, viviremos en un matrimonio conforme a su corazón y a su propósito.
Latife Pino Nallar
Misiones digitales YVT - Jazôn
دەربارەی ئەم پلانە

Quizás hayas sentido que tu matrimonio se ha sacudido y muchas cosas se han dañado, quebrado, roto o perdido. La buena noticia es que hay esperanzas. Jesús es especialista en buscar y salvar lo que se había extraviado. Hagamos el recuento de los daños y dejemos que sea Él quien nos restaure.
More
پلانە پەیوەستەکان

If Jesus Is Your Friend

Technicolor Woman

Kingdom Courage

Love Because: Devotions for In-Law Relationships

Purpose, People, & Prevention: Thriving in Public Health With God

God Within You - Awaken to the Power and Presence of the Holy Spirit

The Sabbath Way: Finding the Rest Your Soul Craves by Travis West

Hope for Imperfect Families From the Story of Joseph

Do Not Be Anxious About Anything
