Descansando en el cuidado y protección de nuestro fiel Diosنموونە

Dios satisface nuestra necesidad de seguridad y protección, y de fuerza en medio de nuestra debilidad

• Fortaleza: Dios es para David una fortaleza inexpugnable, en la que él se puede sentir totalmente seguro y protegido. Dios representa para sus hijos una fortaleza donde refugiarse de los peligros y a las amenazas. Un lugar donde morar sintiéndose a salvo y protegido.

Pero Dios nos sólo nos preserva del peligro y las amenazas, sino que, además, Dios es en nosotros una fuente de fortaleza para resistir los ataques del enemigo y de los hombres, y resistir y prevalecer en situaciones de adversidad. Así ese hecho que David vio en Dios como su fortaleza, nos recuerda la promesa que fue expresada después por medio de Pablo: Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10).

Así que podemos decir como el apóstol Pablo: Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Corintios 2:10-LBLA). “…porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).

• Libertador: “y mi libertador”. Esa expresión pone de manifiesto que es en Dios en quien David confía para ser liberado de sus enemigos, peligros y adversidades. A leer el Salmo 18 uno puede apreciar como David confiaba en que Dios podía liberarlo de sus enemigos: Ligaduras del Seol me rodearon, me tendieron lazos de muerte (versículo 5). Pero Dios “envío desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas. Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían…”(versículo 16 y 17).