Caer y morir como la semillaনমুনা

“Caer y morir”
Jesús nos enseña que, si el grano o la semilla de trigo no cae en la tierra y muere, quedará solo y no producirá fruto. Mientras que la semilla que cae en la tierra y muere, produce mucho fruto (ver Juan 12:24).
En este versículo, se encuentra implícito el sacrificio que nos otorgó el derecho de ser sellados como hijos de Dios. Jesús fue enviado por Dios a este mundo como la semilla de la salvación. Él cayó, murió, entregó Su vida en sacrificio como pago por nuestro rescate; y por su muerte, multitud de pecadores hoy podemos sabernos salvos e hijos de Dios. Nosotros y los que han de creer somos el fruto que produjo Su muerte.
Una vez somos sellados con el poder del Espíritu, nosotros también empezamos a experimentar muerte por causa de la Palabra que nos fue implantada, para que también en nosotros se produzca el fruto de la salvación. Fruto que da nuestro espíritu por el poder del Espíritu; es decir, Jesús. Su esencia, su naturaleza, su carácter que se produce en nosotros cada vez que morimos a nosotros mismos, a nuestros deseos, a nuestro viejo hombre.
Significa entonces, que así como el grano cae en la tierra y muere para producir mucho fruto, así mismo, nosotros debemos caer. ¿Dónde? Al suelo, humillados, en rendición y en sometimiento absoluto a Cristo Jesús, al dominio del Espíritu, a la voluntad del Padre. Además, tenemos que morir a nuestra antigua naturaleza para producir el fruto de la salvación, a Cristo Jesús en nosotros, mientras estemos en este mundo. Lo que significa que, a diferencia de Jesús, nosotros vamos a caer y vamos a morir muchas veces; con la garantía de que por Su muerte, por Su resurrección y por el poder del Espíritu que nos otorgó Su sacrificio, tenemos la certeza de manifestar Su gloria. Nosotros somos Su gloria cuando por amor a Él y por el Espíritu que nos domina, muere nuestra carne para vivir en el espíritu, para ser y hacer como Él.
ধর্মগ্রন্থ
About this Plan

La realidad de todo cristiano es la muerte que tiene que sufrir día a día, hasta el último día de su existencia en este mundo; para poder cumplirse en él, el propósito de vida en Cristo Jesús. Como la semilla, debemos caer y morir para poder dar fruto, el fruto de la salvación; de lo contrario, no podría producirse Cristo en nosotros. No significa que sea fácil; por eso, este Plan explicará en qué consiste el morir, y al mismo tiempo, los beneficios que trae consigo.
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