Esperanza en Medio De La IncertidumbreMuestra

Orando fervientemente

En esas fechas en las que cinco de mis familiares estaban muy enfermos y yo, por la normativa gubernamental no podía salir de casa para ofrecerles mi ayuda, me sentía muy impotente. Me hubiera encantado estar con ellos para animarles con mi presencia y ver algo juntos en la tele, comprarles comida o preparar la comida y ayudar con cualquier cosa que hiciera falta. Pero tenía prohibido acercarme a ellos. Qué días más duros. Mientras tanto, estaba en mi casa, angustiada, pensando en lo mal que ellos estaban y lo poco que podía hacer yo.

Aunque sí había algo que podía hacer. Algo que serviría mucho más que mi mera presencia. Algo que dio un resultado increíble. Orar. Suplicarle a Dios una y otra vez que sanara a mi familia. A la hora de desayunar, a la hora de comer, a la hora de cenar, antes de dormir y cada vez que me venían a la mente. “Señor, sánales. Lleva tu Espíritu allí a la habitación en la que ellos están para que no se sientan solos.” 

La oración es la herramienta que los cristianos tenemos disponible cualquier hora del día, en cualquier lugar en el que estemos. En casa, en el trabajo, en medio de un divorcio, en un funeral o en el hospital trabajando. Él está escuchando. Aunque nos aten las manos o nos encierren en una cárcel (o en nuestra propia casa), aunque nos tapen la boca, siempre podremos alzar nuestros pensamientos hacia arriba, “Señor, ayuda, por favor.” A través de la oración, invocamos la ayuda de Jesús, que intercede por nosotros ante el Padre. Si hay algo que tengo claro, es que entre ellos dos sabrán qué hacer con tu petición, créeme, que tienen experiencia y saben cómo manejar las cosas, llevan ya unos cuantos años llevando el cotarro por estos lares. 

Además, orando también cambia la forma en la que nosotros miramos las cosas. Seguramente, te darás cuenta de que si llevas mucho tiempo orando por un determinado tema, el Señor te ayuda a ver ese tema con sus ojos y a veces, incluso poco a poco vas modificando la oración. Al cabo del tiempo acabas orando según su voluntad y no la tuya.

Cuéntale a Dios la gravedad de tu situación. Si hay alguien que pueda ayudarte estos días, es Él. Si hay alguien que puede traerte esperanza, es Él. Si hay alguien que puede sanar a tus familiares, es Él. Si hay alguien que puede sacarte del pozo, es Él.