El Fin Del VacíoSample

No es casualidad que estés leyendo esto. Hoy el cielo te preparó una cita divina con Aquel que tiene el poder de calmar tu sed interior. ¿Responderás a Su llamado?

¿Conoces la historia de la mujer samaritana y su inesperado encuentro con Jesús?

La mujer samaritana era una mujer marcada por el rechazo, la soledad y el fracaso. Había tenido cinco maridos, y ahora vivía con un hombre que no era su esposo. Estoy segura de que todo esto había dejado una profunda huella en su corazón. Su reputación estaba rota, su alma herida, y su autoestima debilitada. Probablemente, vivía con una constante sensación de indignidad, porque su historia no solo era conocida, también era juzgada.

Esto hizo que aprendiera a vivir escondiendo su realidad y evitando a las personas; por eso, iba al pozo al mediodía, cuando nadie más iba.

Pero lo asombroso de todo esto no es tanto lo que ella hizo, sino lo que Jesús eligió hacer por ella.

Él no la evitó, no la condenó y no la avergonzó. Al contrario, se acercó cuando todos se alejaban. Y lo más increíble: Él se le reveló como el Mesías.

Reveló abiertamente su identidad a una mujer despreciada y marcada por el pecado, en un tiempo en el que no era costumbre hacerlo.

Esto es tan esperanzador…

Durante años, luché con sentimientos de desprecio hacia mí misma. Intenté esconder quién era, llenar mi vacío interior con cosas, personas, logros. Pero ninguna de esas “aguas” saciaron mi sed. Solo añadían más vacío y me dejaban con mayor necesidad, y un golpe más fuerte a mi identidad.

Al igual que esta mujer, dañé mi reputación, perdí mi paz, mi autoestima. Perdí la esperanza de ser merecedora del amor de Dios.

¿Y sabes lo peor?

Terminé preguntándome si en realidad esa vida abundante de la que Jesús hablaba y prometía existía, o sería solo para la eternidad. Qué triste cuando ya no encuentras consuelo ni en la Palabra de Dios.

Pero Jesús también a mí me encontró, y se reveló como mi Salvador.

No sé qué tan desechada te sientas. Tal vez confundida, herida, perdida, no lo sé.

Pero sí sé esto: Jesús preparó para ti un encuentro divino. Hoy el Señor quiere revelarse en medio de tu necesidad como Aquel que te ve, que te sana, que te espera, que te perdona y que da propósito a tu vida.

Pero para que eso ocurra, Dios tendrá que hacer contigo lo mismo que hizo con la mujer samaritana: Tendrá que confrontar tu interior y romper tu fachada exterior.

Escucha esto:

Ella no fue libre solo por encontrarse con Jesús. Ella comenzó su proceso de libertad porque permitió que Él sacara a la luz su verdad más oculta. Fue en ese momento, cuando se despojó de máscaras y excusas, que comenzó su verdadera libertad.

Uno de los mayores obstáculos en la iglesia hoy no es la falta de fe, sino la falta de sinceridad.

Hemos aprendido a vestirnos de apariencias, a hablar como cristianos, a actuar como si todo estuviera bien; mientras nuestro interior sigue cargado de heridas, culpas y condenas, sumido en un profundo vacío.

La libertad o la llenura interior no está en aparentar, está en rendirse. Porque Jesús no transforma lo que fingimos, solo transforma lo que le entregamos en verdad.

Tanto una vida rota, como la que yo vivía, llena de heridas y oscuridad, como una vida aparentemente “correcta”, escondida tras una fachada de religiosidad, ambas necesitan lo mismo: Rendirse a Dios.

Hoy quiero animarte a que te muestres tal como eres.

Porque Jesús no vino a buscar gente perfecta. Vino a buscar gente genuina que se atreva a mostrar su imperfección, para que Dios las pueda transformar y llenar su vacío interior.

PARA REFLEXIONAR

• ¿Hay algo que estás ocultando por temor a ser juzgada?
• ¿Sientes la necesidad de mantener una imagen falsa solo para ser aceptada?
• ¿Te has parado a pensar lo libre que serás si decides caminar sin aparentar?

Entrega tu miseria y recibe su agua viva, y no volverás a tener sed interior jamás.

ORACIÓN

Señor, tengo que reconocer que no he caminado en la verdad. Quiero que llenes mi vacío interior para dejar de aparentar que estoy llena de santidad. Te pido perdón, y te pido que me ayudes a soltar la necesidad de impresionar. Dame de beber tu agua viva, no solo para saciar mi interior, sino para ser una fuente de agua para los demás.

Amén.