Pedir el don de milagros

Pedir el don de milagros es un acto de fe que nace del deseo de ver el poder de Dios manifestarse en el mundo de forma extraordinaria.
El mismo Jesús da a Sus discípulos poder y autoridad sobre todos los demonios, para sanar enfermedades, y los envía a predicar el Reino de Dios, acompañados por señales y milagros.
Este don es una señal del amor y del poder de Dios, que quiere atraer a las personas hacia Él y mostrar Su grandeza.
Los milagros pueden ser eventos sobrenaturales, como la liberación de situaciones imposibles, la multiplicación de recursos o la protección especial en momentos de peligro.
Pedir este don significa desear que Dios intervenga en la realidad de formas que van más allá de nuestras capacidades humanas.
Es importante recordar que los milagros no son para gloria personal, sino siempre para testimoniar la presencia de Dios y fortalecer la fe de quienes los ven o los experimentan.
Cuando pedimos el don de milagros, debemos hacerlo con humildad, sabiendo que los tiempos y caminos de Dios son diferentes a los nuestros.
No siempre responde como esperamos, pero toda oración sincera es escuchada.
Jesús promete que quien cree en Él hará obras aún mayores, porque Su Espíritu estará siempre con nosotros.
Esa promesa nos anima a pedir con fe, sabiendo que Dios es capaz de hacer lo imposible.

Oremos juntos:
"Señor, te pido el don de milagros, para que yo pueda ser un instrumento de Tu poder y de Tu compasión.
Hazme capaz de llevar esperanza a quienes la necesitan y de testimoniar Tu amor a quienes aún no te conocen.
Cada milagro es una señal de Tu presencia viva y de Tu intervención para el bien de Tus hijos.
Ayúdame a servir con un corazón puro y con confianza en Tu poder, para mostrar al mundo que Tú estás siempre cerca y dispuesto a responder. Amén".