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La Fuerza De La DebilidadSample

La Fuerza De La Debilidad

DAY 2 OF 7

Gedeón: el hombre lleno de miedos

Cuando Dios llamó a Gedeón, él no parecía para nada un héroe. Los israelitas eran oprimidos por los madianitas, y él se escondía mientras trillaba el trigo, tratando de no ser visto. Justo en ese momento, el ángel del Señor se le apareció y le dijo: “El Señor está contigo, hombre fuerte y valiente”.

La reacción de Gedeón fue todo menos valiente. De inmediato dudó de Dios y se quejó de la situación de Israel: “Si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sucedido todo esto?” Luego puso en duda su propia capacidad para guiar al pueblo: “¿Cómo podré salvar a Israel? Mi familia es la más pobre y yo soy el más pequeño”.

Pero Dios no se dejó desalentar por sus dudas. Le prometió: “Yo estaré contigo” y le dio señales concretas para fortalecer su fe. Sin embargo, Gedeón continuó con miedo y pidió confirmaciones una y otra vez: primero con el sacrificio en el altar, luego con la famosa prueba del vellón de lana. Solo después de recibir varias señales de Dios, encontró el valor para actuar.

Finalmente, Dios lo usó para derrotar a un enorme ejército con solo 300 hombres armados con trompetas y antorchas. El que era un hombre temeroso se transformó en un gran libertador de Israel, no por su fuerza, sino porque confió en Dios.

Como Gedeón, también nosotros podemos sentirnos inadecuados y llenos de dudas cuando Dios nos llama. Podemos pensar que no somos lo suficientemente fuertes, inteligentes o capaces. Pero Dios no nos ve por lo que somos hoy, sino por lo que podemos llegar a ser con Él. Si Dios está con nosotros, no debemos temer: la victoria no depende de nuestra fuerza, sino de Su poder.

About this Plan

La Fuerza De La Debilidad

Dios tiene una extraña costumbre: elige precisamente a las personas imperfectas e inadecuadas para realizar sus grandes obras. No a los superhéroes, ni a los más fuertes ni a los más valientes, sino precisamente a quienes se sienten demasiado débiles, inseguros y, admitámoslo, a veces incluso un poco desastrosos. Sin embargo, es precisamente sobre ellos que Dios construye su plan, transformándolos con su amor y gracia. Un poco como un artesano que toma un bloque de mármol tosco y, con paciencia y maestría, crea una obra extraordinaria.

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