Tres días después

El milagro de las bodas de Caná ocurrió “al tercer día”. Este detalle temporal no es casual sino profundamente simbólico, indicando el significado profético del tercer día en la Biblia, en particular la resurrección de Jesús.

El “tercer día” aparece con frecuencia en la Escritura como momento de intervención divina y de nueva vida. En Oseas se dice que “al tercer día nos resucitará”. Esto encuentra pleno cumplimiento en la resurrección de Cristo, quien resucitó de entre los muertos al tercer día, demostrando la victoria sobre la muerte e inaugurando una nueva era de redención.

El hecho de que Juan especifique que el milagro de Caná ocurrió “al tercer día” anticipa el tema central del Evangelio: Jesús es quien da la vida nueva. En las bodas, el agua destinada a los ritos de purificación se convierte en vino, símbolo de la sangre que Él derramaría para la nueva alianza.

Así como en la resurrección el viejo orden da paso a la nueva creación, también aquí el milagro representa una transformación espiritual: de lo que es común y ritual a lo que está lleno de vida y de significado eterno.

Además, el tercer día en las bodas se conecta con el tercer día de la resurrección para subrayar que Jesús siempre obra según el plan perfecto de Dios. En Éxodo 19:11, Dios se manifiesta al pueblo en el Monte Sinaí al tercer día, uniendo esta idea de revelación divina al profundo significado del tercer día como momento en que Dios actúa para salvar y renovar.

Este primer versículo nos invita a reflexionar sobre la resurrección no solo como un evento histórico sino como el corazón del mensaje de Jesús: Él viene a traernos una alegría eterna, simbolizada por el vino nuevo que Él mismo ofrece, prefigurando el banquete eterno del Reino de Dios.