De la sangre de Egipto al vino de la salvación

El primer milagro de Jesús no fue casual, sino cargado de un profundo significado. Transformar el agua en vino es un claro símbolo de Su sangre y del sacrificio que Él llevaría a cabo por la salvación de la humanidad. Este evento recuerda la primera señal realizada por Moisés en Egipto, cuando convirtió el agua del Nilo en sangre. Sin embargo, mientras el milagro de Moisés trajo muerte y juicio, el de Jesús trajo alegría y vida, anticipando la Nueva Alianza en Su sangre.

Es probable que los discípulos hayan captado esta conexión. El mismo Moisés había profetizado que Dios enviaría un profeta como él, y quien no lo escuchara sería cortado del pueblo. Al ver la señal de Caná, los discípulos comprendieron que Jesús era realmente el Mesías prometido. El milagro no era solo un acto extraordinario, sino una revelación de la gloria de Cristo, tanto que Sus discípulos creyeron en Él.

Jesús no es solo un libertador como Moisés, sino infinitamente más grande. Moisés condujo al pueblo fuera de la esclavitud de Egipto, pero Jesús libera a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte. Su sangre, simbolizada por el vino, es el precio de la redención, la verdadera Pascua que salva del juicio eterno.

Esta primera señal fue solo el inicio de la revelación de la misión de Jesús. Caná anticipa la cruz, donde el agua y la sangre brotaron de Su costado, completando el plan de redención. Quien beba de este vino, de Su sacrificio, recibe la vida eterna y nunca más será esclavo.

Espero que este Plan te haya llenado de la belleza del sacrificio de Jesús por tu salvación y la mía. El Esposo viene a nosotros.

Dios te bendiga,
Pastor Carmelo Orlando