Devocional Junio "Lámpara a mis pies"Sample

“Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (1 Samuel 17:37 RVR1960).

David estaba preparado para Goliat porque él no menospreció las primeras batallas ni los comienzos pequeños. David poco podría imaginarse que al hacer lo que nadie quería hacer (cuidar de unas pocas ovejas) realmente estaba en el lugar que Dios lo quería, estaba en su escuela de formación.

David debía estar ahí en ese preciso momento. Su llamado requería que él aprendiese a matar leones y osos, su llamado requería no ver el tamaño ni la fuerza, y poner toda su confianza en Dios.

No menosprecies el lugar donde Dios te ha puesto, puede ser que ahí estés aprendiendo a librar batallas que están formando el hombre y la mujer que Dios te llamó a ser.

David venció el temor, la duda y el poner su confianza en sí mismo. Y es por eso que cuando llega el filisteo no hay temor en David. Toda la nación estaba llena de temor, pero David no tenía miedo. Él aprendió que la batalla es del Señor y él lo acompañaba cuando se enfrentó con animales más grandes, feroces y fuertes que él.

Esas primeras batallas lo prepararon para su destino. Él había sido destinado a matar gigantes.

David en el desierto aprendió a no poner su mirada en el obstáculo sino en ponerla en el Todopoderoso, por eso pudo decir con tanta propiedad: “Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza…”.

David pudo creer en su corazón que el mismo Dios que lo había librado de luchas pasadas lo libraría ahora de este filisteo. David lo vio en su corazón, lo confesó y lo ejecutó.

Eso es lo que significa moverse en la dimensión de la fe: ¡creer, ver, confesar y actuar!

Por un momento piensa en esos leones y osos que ya has tenido que matar. Todo ha estado formándote para que cumplas el destino que Dios tiene para ti.