[Grandes versos] Los diez mandamientos: Una expresión de la Palabra Sample

Tener contentamiento

En el décimo mandamiento, Dios nos dice que no busquemos cosas que no nos pertenecen. No debemos obsesionarnos con las cosas que pertenecen a los demás. No dejes que algo se convierta en un ídolo para ti, no dejes que se vuelva demasiado importante.

El décimo mandamiento nos lleva de las acciones a las actitudes. Se refiere a los deseos de nuestro corazón. Para ser claros, el problema no es con el deseo mismo, sino con desear las cosas equivocadas, cosas que no nos pertenecen y dar rienda suelta a nuestros deseos.

El problema con codiciar cosas que no nos pertenecen es que creemos en una mentira. Creemos en la mentira de que lo que codiciamos podría hacernos felices. Pero la vida no funciona así, ¿verdad? Conseguimos lo que queremos y luego queremos algo más. Nuestros deseos y anhelos solo están satisfechos en Jesús. Bruce Marshall, en su libro The World, the Flesh, and Father Smith (El mundo, la carne y el padre Smith), observó sabiamente: «El joven que toca la campana del burdel está inconscientemente buscando a Dios».

Lo opuesto a la codicia es la satisfacción. Dios había bendecido al rey David de muchas maneras. Pero cuando David vio a Betsabé en el balcón, violó el décimo mandamiento codiciando. Eso a su vez condujo a la violación del séptimo mandamiento por adulterio, y finalmente, al sexto mandamiento por asesinato. El camino de Dios siempre es mejor.

Cada vez que violamos los mandamientos de Dios, nos lastimamos a nosotros mismos y frecuentemente lastimamos a los demás. A diferencia de David, Pablo podía decir: «No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad». Ese es el contentamiento y ahí es donde se encuentran la alegría y la paz. El camino de Dios siempre es mejor.