He puesto guardia sobre tus murallas, Jerusalén.
Nunca permanecerán callados,
todo el día y toda la noche.
No se den descanso,
ustedes que se dedican pedirle al SEÑOR
que no se olvide de sus promesas.
No dejes descansar tampoco a Dios
hasta que él restaure a Jerusalén
y la convierta en una ciudad que todo el mundo alabará.