San Juan 7

7
Los hermanos de Jesús no creían en él
1Después de esto, Jesús anduvo recorriendo la región de Galilea. No quería estar en Judea, porque allí los judíos#7.1 Los judíos: Véase 1.19 n. lo buscaban para matarlo. 2Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas,#7.2 Enramadas: Esta fiesta la celebraban los israelitas al término de la cosecha. Construían chozas con ramas, para recordar la vida de los antepasados en el desierto, después de la salida de Egipto (cf. Lv 23.33-43; Dt 16.13). que es una de las fiestas de los judíos, 3sus hermanos le dijeron:
—No te quedes aquí; vete a Judea, para que también los seguidores que tienes allá vean lo que haces. 4Si uno quiere ser conocido, no hace las cosas en secreto. Ya que tú haces cosas como estas, hazlas delante de todo el mundo.
5Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él. 6Pero Jesús les dijo:
—Para mí, aún no ha llegado el momento. Claro que, para ustedes, cualquier momento es bueno. 7A ustedes, los que son del mundo no pueden odiarlos. A mí sí me odian, porque yo les hago ver claramente que lo que hacen es malo. 8Vayan ustedes a la fiesta; yo no voy, porque para mí aún no ha llegado el momento.
9Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.
Jesús en la fiesta de las Enramadas
10Sin embargo, después de que sus hermanos se fueron, Jesús también fue a la fiesta, aunque no abiertamente, sino como en secreto. 11En la fiesta, los judíos lo buscaban y decían:
—¿Dónde andará ese hombre?
12Entre la gente se hablaba mucho de él. Unos decían: «Es un hombre de bien»; pero otros decían: «No, no lo es, porque engaña a la gente.»
13Pero, por miedo a los judíos, nadie se atrevía a hablar abiertamente de él.
14Hacia la mitad de la fiesta, Jesús entró en el templo y comenzó a enseñar. 15Admirados, los judíos decían:
—¿Cómo es que este, sin haber estudiado, sabe tantas cosas?
16Y Jesús les contestó:
—Esta enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió. 17Quien esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi propia cuenta. 18El que habla por su cuenta busca su propia vanagloria; pero el que busca la gloria de aquel que lo envió, ese dice la verdad y en él no hay nada reprochable.
19»¿No es verdad que Moisés les dio a ustedes la ley? Sin embargo, ninguno de ustedes la obedece. ¿Por qué quieren matarme?
20La gente le contestó:
—¡Estás endemoniado! ¿Quién quiere matarte?
21Jesús les dijo:
—Ustedes se admiran por una sola cosa que hice en sábado. 22A ustedes Moisés les mandó practicar el rito de la circuncisión (que no procede de Moisés, sino de los patriarcas),#Gn 17.10; 21.4. y por eso circuncidan a un varón aunque sea en sábado. 23Y si ustedes, por no faltar a la ley de Moisés, circuncidan a un varón aunque sea en sábado, ¿por qué se enojan conmigo por haber sanado completamente a una persona en sábado? 24No juzguen ustedes por las apariencias. Cuando juzguen, háganlo con justicia.
Jesús habla de su origen
25Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron a preguntar:
—¿No es este al que andan buscando para matarlo? 26Pues ahí lo tienen, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de veras que este hombre es el Mesías? 27De este, nosotros bien sabemos de dónde viene; en cambio, cuando el Mesías venga, nadie sabrá de dónde viene.
28Al oír esto Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con fuerte voz:
—¿Así que ustedes me conocen, y saben de dónde vengo? Pero no he venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de confianza, y a quien ustedes no conocen. 29Yo lo conozco porque procedo de él, y él me ha enviado.
30Hubo quienes quisieron arrestarlo, pero ninguno le echó mano porque aún no había llegado el momento. 31Muchos de entre la multitud creyeron en él, y decían:
—Cuando venga el Mesías, ¿acaso hará más señales milagrosas que este hombre?
Los fariseos intentan arrestar a Jesús
32Cuando llegó a oídos de los fariseos lo que la gente decía de Jesús, tanto ellos como los jefes de los sacerdotes mandaron a unos guardianes del templo a que lo arrestaran. 33Pero Jesús dijo:
—Voy a estar con ustedes solo un poco de tiempo, y después regresaré al que me ha enviado. 34Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque adonde yo voy ustedes no podrán ir.
35Entonces los judíos comenzaron a preguntarse unos a otros:
—¿A dónde podría ir este, que no podamos encontrarlo? ¿Acaso se irá a los judíos dispersos en el extranjero, o irá a enseñar a los paganos? 36¿Qué quiere decir con eso de que “Me buscarán, pero no me encontrarán, porque adonde yo voy ustedes no podrán ir”?
Ríos de agua viva
37-38El último día de la fiesta, que era el más importante,#7.37-38 Durante esta fiesta (cf. 7.2), cada día se llevaba agua desde el estanque de Siloé hasta el templo. Un coro repetía Is 12.3, y luego el sacerdote vertía el agua en tierra. Jesús se puso en pie y dijo con fuerte voz:
—Si alguien tiene sed, venga a mí; y el que crea en mí, que beba. Pues como dicen las Escrituras, de su interior brotarán ríos de agua viva.#7.37-38 Is 55.1; Jn 4.14. Con puntuación diferente, también se puede traducir: Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. 38 Como dicen las Escrituras, del corazón del que cree en mí brotarán ríos de agua viva. Cf. Sal 78.15-16; 105.41; Pr 18.4; Is 58.11.
39Con esto, Jesús quería decir que quienes creyeran en él recibirían el Espíritu; y es que el Espíritu aún no estaba ahí, porque Jesús aún no había sido glorificado.
División entre la gente
40Entre la gente había algunos que, al oír estas palabras, dijeron:
—Seguramente, este hombre es el profeta.#7.40 El profeta: Cf. Dt 18.15-18.
41Otros decían:
—Este es el Mesías.
Pero otros decían:
—No, porque el Mesías no puede venir de Galilea. 42Las Escrituras dicen que el Mesías será descendiente del rey David,#2~S 7.12-13; Sal 89.3-4; 132.11-12. y que vendrá de Belén,#Miq 5.2. el mismo pueblo de donde era David.
43Y por causa de Jesús la gente se dividió, 44y hasta hubo quienes querían llevárselo preso, pero nadie lo tocó siquiera.
Las autoridades no creían en Jesús
45Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, y estos les preguntaron:
—¿Por qué no lo trajeron?
46Los guardianes contestaron:
—¡Nunca nadie ha hablado como ese hombre!
47Dijeron entonces los fariseos:
—¿También ustedes se han dejado engañar? 48¿Quién de nuestros jefes o de los fariseos ha creído en él? 49En cambio, esa gente que no conoce la ley está maldita.
50Nicodemo, aquel fariseo que en cierta ocasión había ido a ver a Jesús,#Jn 3.1-10. les dijo:
51—De acuerdo con nuestra ley, no se puede juzgar a nadie sin antes oírlo y saber qué es lo que ha hecho.
52Ellos le contestaron:
—¿También tú eres de Galilea? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea nunca ha salido un profeta.
[53Y cada uno se fue a su casa.

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