12
Una mujer derrama perfume sobre Jesús#Cf. también Lc 7.36-50.
1Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betania, donde vivía Lázaro, a quien él había resucitado. 2Allí se preparó una cena en honor de Jesús, y Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él. 3María llevó unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de Jesús, y luego con sus cabellos los secó. Toda la casa se impregnó del aroma del perfume. 4Pero Judas Iscariote, que era aquel discípulo que iba a traicionar a Jesús, dijo:
5—¿Por qué no se ha vendido este perfume por su equivalente, que es el salario de trescientos días, para ayudar a los pobres?
6Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa del dinero,#Cf. Jn 13.29. robaba de lo que echaban en ella. 7Pero Jesús le dijo:
—Déjala tranquila, ya que lo estaba guardando para el día de mi entierro. 8A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
Conspiración contra Lázaro
9Muchos de los judíos, al enterarse de que Jesús estaba en Betania, fueron para allá, no solo para ver a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. 10Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, 11pues por él muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús.
Jesús entra en Jerusalén
(Mt 21.1-11; Mc 11.1-11; Lc 19.28-40)
12Al día siguiente, la muchedumbre que había ido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua se enteró de que Jesús iba a llegar a la ciudad. 13Entonces cortaron hojas de palmera y salieron a recibirlo, gritando:
—¡Hosanna!#12.13 ¡Hosanna!: Véase Mt 21.9 n. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!#Sal 118.25-26.
14Jesús encontró un burro y se montó en él, como dice en las Escrituras:
15«No tengas miedo, ciudad de Sión;#Is 40.9; Sof 3.16.
mira, tu Rey viene
montado en un burrito.»#Zac 9.9.
16Al principio, sus discípulos no entendieron estas cosas; pero después, cuando Jesús fue glorificado, se acordaron de que todo esto que le habían hecho estaba en las Escrituras y se refería a él.
17La gente que había estado con Jesús, cuando él ordenó a Lázaro salir de la tumba y lo resucitó, contaba lo que había visto, 18y al saber la gente de la señal milagrosa que Jesús había hecho, salía a su encuentro. 19Pero los fariseos se decían unos a otros:
—Como ustedes pueden ver, así no vamos a conseguir nada. Miren, ¡todo el mundo se va tras él!
Unos griegos buscan a Jesús
20Entre la gente que había ido a celebrar la fiesta, había algunos griegos. 21Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron:
—Señor, queremos ver a Jesús.
22Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y los dos fueron a contárselo a Jesús. 23Y Jesús les dijo:
—Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. 24Les aseguro que si el grano de trigo no cae en la tierra, y muere, se queda solo; pero si muere, rinde abundante cosecha. 25Quien ama su vida la perderá; pero quien desprecia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna.#Mt 10.38-39; 16.24-25; Lc 17.33. 26Si alguien me quiere servir, que me siga; y quien me sirva estará también allí donde yo esté. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.
Jesús anuncia su muerte
27»¡Siento en este momento una angustia terrible! ¿Y qué puedo decir? ¿Acaso diré: “Padre, líbrame de esta angustia”? ¡Si precisamente para esto he venido! 28Padre, ¡glorifica tu nombre!»
En ese momento se oyó una voz del cielo, que decía: «Ya lo he glorificado, y una vez más voy a glorificarlo.»
29Al escuchar esto, la gente que estaba allí decía que había sido un trueno; pero algunos afirmaban:
—Un ángel le ha hablado.
30Jesús les dijo:
—Esta voz que ustedes han escuchado no fue por mí, sino por ustedes. 31Este es el momento en que el mundo va a ser juzgado, y en que el que manda en este mundo#12.31 El que manda en este mundo: Alusión al diablo (Jn 14.30; 16.11; 2~Co 4.4; Ef 2.1-2; 1~Jn 5.19). será expulsado. 32Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.
33Con esto Jesús dio a entender de qué modo iba de morir.#Jn 18.32. 34Pero la gente le contestó:
—Por la ley sabemos que el Mesías vivirá para siempre.#Is 9.6; Ez 37.25; Dn 7.14. ¿Cómo, pues, dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?
35Jesús les dijo:
—La luz va a estar todavía entre ustedes, pero solo por un poco de tiempo. Así que caminen mientras aún tienen esta luz. Que no los sorprenda la oscuridad, porque el que anda en la oscuridad no sabe por dónde va. 36Crean en la luz mientras todavía la tengan. Así serán hijos de la luz.
Después de haber dicho esto, Jesús se fue y se escondió de ellos.
Por qué los judíos no creían en Jesús
37A pesar de las grandes señales milagrosas que Jesús había hecho delante de ellos, no creían en él. 38Y es que tenía que cumplirse lo que escribió el profeta Isaías:
«Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?
¿A quién ha revelado el Señor su poder?»#Is 53.1.
39Y no podían creer porque Isaías también escribió:
40«Dios les ha cerrado los ojos
y ha entorpecido su mente,
para que no puedan ver
ni puedan entender;
para que no se vuelvan a mí,
y yo no los sane.»#Is 6.10.
41Isaías dijo esto porque había visto la gloria#Is 6.1-5. de Jesús, y hablaba de él.
42Sin embargo, muchos de los judíos, incluso algunos de los más importantes, creyeron en Jesús, pero no lo decían en público por miedo a los fariseos, pues no querían que los expulsaran de las sinagogas. 43Preferían la gloria humana a la gloria que da Dios.
Las palabras de Jesús juzgarán a la gente
44Jesús dijo con fuerte voz: «El que cree en mí no cree solamente en mí, sino también en el Padre, que me ha enviado. 45Y el que me ve a mí ve también al que me ha enviado. 46Yo soy la luz, y he venido al mundo para que los que creen en mí no se queden en la oscuridad. 47Pero si alguno oye mis palabras y no las obedece, yo no lo condeno; porque yo no vine para condenar al mundo, sino para salvarlo. 48El que me desprecia y no hace caso de mis palabras ya tiene quien lo condene: las palabras que yo he dicho lo condenarán en el día último. 49Porque yo no hablo por mi cuenta; es el Padre, que me ha enviado, quien también me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. 50Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que yo digo, lo digo tal y como el Padre me lo ha ordenado.»