No Tengas Miedo: Devociones del Ministerio Tiempo de GraciaMuestra

Jesús fue antes; estaré muy bien

San Pablo escribió en 1 Corintios que el verdadero aguijón de la muerte es nuestro pecado. La mortalidad humana no es bella, es parte de la maldición divina sobre la maldad humana. Hacemos bien en respetarla y entenderla.

Pero no tenemos que tenerle miedo. La razón para esa confianza es que nuestro Salvador divino y humano, Jesucristo, asumió la humanidad con el fin de experimentar plenamente cada uno de los aspectos de la vida humana, incluía la experiencia de la muerte. Él ya pasó por el proceso de ver que la vida se le iba.

Cuando sufrió así la muerte por nosotros, le quitó para siempre el aguijón. “Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud” (Isaías 53:4,5).

Eso significa que la muerte no es el comienzo del fin de todas las cosas; es el comienzo del comienzo de todas las cosas. La muerte no significa la pérdida de todas las cosas, sino la ganancia de todas las cosas. Por la muerte de Jesús se le ha otorgado a usted el perdón de los pecados, un veredicto de “no culpable” en el tribunal de Dios, y la paz con Dios para siempre.