Nada que me aparte de CristoMuestra

Cuidado con lo que parece fe

Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo (Filipenses 3:2 - RVR 1960).

No todo lo que parece devoción honra a Dios.

Pablo advierte a los filipenses contra los judaizantes, quienes insistían en prácticas externas como la circuncisión para alcanzar justicia ante Dios. Les llama “mutiladores del cuerpo” porque transformaban una señal espiritual en un acto vacío.

Hoy, este peligro sigue vigente: confiar en rituales, liturgias, tradiciones o apariencias en lugar de en la obra redentora de Cristo. El legalismo pretende añadir méritos humanos a la gracia divina, pero termina alejando el corazón de la verdadera comunión.

La fe auténtica no se demuestra en las formas externas, sino en la obediencia interior y el amor activo (Gálatas 5:6). La salvación no se obtiene por cumplimiento, sino por confianza.

Dios no busca manos que repitan ritos, sino corazones que le pertenezcan por completo. Guardarse de los falsos obreros implica discernir si lo que practicamos nace del Espíritu o del orgullo religioso.

¿Mi fe descansa en Cristo o en mis esfuerzos por parecer espiritual?