De Perseguidor a Apóstol: 7 Días en El Camino De La TransformaciónMuestra

​Día 2: La Luz que Derriba

A menudo pensamos que encontraremos a Dios cuando finalmente ordenemos nuestras vidas, cuando seamos "lo suficientemente buenos". La historia de Saulo nos muestra la verdad opuesta. Dios no esperó a que Saulo lo buscara; lo interceptó en el apogeo de su rebelión. La gracia de Dios no es un premio para los que se portan bien; es una emboscada de amor para los perdidos.

​En nuestras vidas, un "camino a Damasco" puede no ser una luz cegadora. Puede ser un diagnóstico inesperado, la pérdida de un trabajo, una relación rota o una profunda sensación de vacío que nos detiene en seco. Son los momentos en que la vida nos derriba de nuestro "caballo" de autosuficiencia y nos obliga a mirar hacia arriba. Si hoy te sientes en el suelo, no lo veas como un castigo, sino como una invitación. A menudo, es desde el polvo, despojados de nuestro orgullo, que finalmente podemos hacer la pregunta más importante de todas: "¿Quién eres, Señor?".

Preguntas para la reflexión

• ​¿Puedes identificar un momento difícil en tu vida que, en retrospectiva, fue la forma en que Dios llamó tu atención para detenerte?
• ​Si Jesús interrumpiera tus planes hoy mismo, ¿cuál sería tu reacción honesta: resistencia o rendición?

​Oración

​Señor Jesús, reconozco que a menudo corro con mis propios planes, convencido de que mi camino es el mejor. Hoy te doy permiso para que me interrumpas. Si estoy galopando en la dirección equivocada, te pido que envíes Tu luz para derribarme de mi orgullo y autosuficiencia. Gracias porque Tu amor es tan fiel que a veces debe ser severo; gracias por no dejarme continuar en mi ceguera. Ayúdame a no maldecir la caída, sino a buscar Tu voz en el polvo. Que en esos momentos de interrupción, mi primera pregunta sea siempre: "¿Quién eres, Señor?". Rindo mis caminos a los Tuyos. Amén.