¡Elige Tu Palabra! Una Práctica De Año Nuevo Para Una Vida De RendiciónMuestra

Como leímos ayer, en 1 Crónicas 29:11, David reconoce al Señor. Pero luego pasa de esa declaración a una dedicación.

El énfasis en “Tuyo” también expresa un abandonarse al Señor.

Al igual que David y el pueblo de Israel, reconozco la identidad de Aquel a quien se dirige esta expresión: el majestuoso y generoso “Tuyo.” Y estoy dispuesto a “firmar” también ese reconocimiento público del Señor, abandonándome a Él por completo.

Abandonarse implica soltar algo o a alguien para entrar en una nueva relación —plena, total y duradera— con Aquel que lo llena todo.

Debemos detenernos a pensar con cuidado en quién nos hemos abandonado… o en qué. ¿Nuestro nuevo Señor es capaz y digno de recibir tal entrega? ¿Se inquieta ante la posibilidad de que no le seamos fieles? ¿Se alejará de nosotros si por un momento nos apartamos de Él? ¿Nos dará la espalda? ¿O intentará imponerse por la fuerza?

No necesitamos dudar de cómo es Dios. Cuando me abandono en manos del Señor, mi nuevo Dueño me recibe, me bendice, me guía y me usa para Sus propósitos. En Él nunca somos rechazados ni olvidados. No hay soledad ni temor. Este Dueño ama profundamente y jamás pierde a quienes le pertenecen.

​​¿Cómo aplico “Tuyo” en mi vida?
Cada día comienzo con una declaración silenciosa de reconocimiento, muchas veces antes de levantarme de la cama, cuando todavía estoy entre el final del sueño y el inicio del día. Simplemente repaso en voz baja 1 Crónicas 29:11 y ese párrafo tan lleno de significado. A menudo también cierro mis anotaciones diarias escribiendo: “Tuyo” o “Señor Jesús, tu vida, tu obra, tu día”. Mañana profundizaremos en cada una de estas expresiones: nuestra vida, nuestro trabajo y nuestros días.