Hombres De PropósitoMuestra

La Biblia enseña que todos nosotros nos descarriamos. Es decir, nos salimos del carril. Nos desviamos del propósito que Dios había definido para cada uno, representado en una serie de “buenas obras” para que anduviésemos en ellas. Sólo así podríamos experimentar verdadera plenitud. Sin embargo, el hombre decidió quitar la vista de Dios y ponerla en las cosas de este mundo. Renunció al propósito establecido por su Creador y adoptó como fin todo lo que le representara placer, bienestar físico, aunque sea temporal. Cambió la verdad de la Palabra de Dios por la fragilidad de los sentimientos.
Y fue tan masivo el desvío, que cuando surgieron personas queriendo mantener fiel su mirada en el Señor, eran vistas como raras o peculiares.
Ahí tenemos el ejemplo (gracias a Dios, entre muchos) de Josué, quien ya en el ocaso de su vida y tras consolidar la conquista de la Tierra prometida les dijo a los israelitas: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). He ahí el ejemplo de un hombre de propósito.
Y es que no es lo mismo ser un Hombre “con” propósito, que ser un Hombre “de” propósito.
Cuando tienes un propósito todavía queda la decisión de vivir de acuerdo con ello o ignorarlo, pero cuando eres un hombre “de” propósito, todo tu ser está impregnado de él. Vives, caminas, hablas, trabajas, todo lo haces en función de ese propósito, tu ser entero está “constituido” por esa razón de ser y, por lo tanto, lo llevas a todas partes y se puede observar en todo lo que digas y hagas.
Cristo vino a hacer nuevas todas las cosas. Y aún más, en contraste con la obra del enemigo, él vino a traer una vida en abundancia. Y si recordamos el texto de Efesios 2:10 corresponde preguntarnos, ¿acaso las obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas no estarán saturadas de la vida abundante que Jesús vino a traer?
Necesitamos un avivamiento de masculinidad, no sólo en nuestras iglesias, sino que también en el hogar, en el trabajo y en la sociedad entera. Masculinidad bíblica, según el modelo de Cristo. Ningún varón podrá sentirse pleno si no decide intencionalmente ser un hombre de verdad. Y para eso debes tener claro que, si estás aquí en la Tierra como hombre, es para cuidar, proteger, guiar y proveer. Dios te habilitó de las capacidades suficientes para todo lo que te pida, porque Él no se equivocó al ponerte en este mundo.
No eres hombre para mostrar tu fuerza, eres hombre para ser capaz de amar sacrificialmente, liderar con humildad y servir con pasión.
Y la base para todo eso es volver a las sendas antiguas, aquellas que nos brindarán descanso y plenitud.
Finalmente, con todo lo que debemos hacer como hombres, cumpliremos el más sublime de todos los propósitos: glorificar a Dios.
Este es el día de la definición. Debes tomar una decisión. Te invito a volver tu mirada hacia Cristo y encontrar en él la valentía para decidir ser un Hombre de Propósito.
Acerca de este Plan

Todos tenemos una razón por la que existimos y una serie de “tareas” que, más que una carga, provocarán ese tan anhelado y esquivo sentido de “plenitud” en nuestra vida. Tenemos también un enemigo que buscará por todos lados “entretenernos” o “distraernos” con un sinfín de caminos “alternativos” que nos mantendrán ocupados, pero alejados de ese gran propósito. ¿Qué haremos? ¿Nos conformaremos a la vida que “nos tocó” vivir o haremos algo para cambiar nuestro “statu-quo” y vivir así la vida abundante que Jesús nos ofreció?
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Nos gustaría agradecer a HECTOR PARDO por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/hectorpardooficial?igsh=MXZ0Z2g5b2NqejM1ag==









