Un pueblo en la oscuridad ve la luz

Por Jimmy Purchase

El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombra de muerte una luz ha resplandecido. Tú has hecho que la nación crezca; has aumentado su alegría. Y se alegran ellos en tu presencia como cuando recogen la cosecha, como cuando reparten el botín. Ciertamente tú has quebrado, como en la derrota de Madián, el yugo que los oprimía, la barra que pesaba sobre sus hombros, el bastón de mando que los subyugaba. Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla y toda la ropa teñida en sangre serán arrojadas al fuego, serán consumidas por las llamas. Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros y se le darán estos nombres: Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Se extenderán su soberanía y su paz y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor de los Ejércitos.”—Isaías 9:2–7 (NVI)

Cuando miras el mundo que te rodea, ¿cómo te sientes? ¿Sientes que el mundo está roto? ¿Te parece que el mal está creciendo y dañando todo lo que toca? ¿Las cosas parecen oscuras espiritualmente? Una de mis autoras favoritas empieza su libro de adviento con esta frase impactante: “Cada año, el Adviento comienza en la oscuridad.”

El profeta Isaías escribió: “La gente que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en la tierra de profunda oscuridad ha amanecido una luz.” Israel conocía bien esa oscuridad—siglos de exilio, opresión y silencio. Pero incluso en las sombras, Dios prometió una luz que rompería la oscuridad: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado... y será llamado Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

El Adviento nos invita a sentarnos honestamente en la oscuridad que nos rodea. Nos enseña a ver el mundo como realmente es: roto, inquieto, anhelando redención. Pero no nos quedamos en la desesperación porque sabemos que un día, Dios vendrá a traer restauración a nuestro mundo. El pecado, la injusticia y el dolor que nos rodean no tienen la última palabra. El Adviento nos da permiso para clamar: “¡Ven, Señor Jesús!”

La iglesia vive entre dos advientos—entre la primera venida de Cristo como un bebé y la segunda venida de Cristo en gloria. Miramos hacia atrás con gratitud al pesebre en Belén, y miramos hacia adelante con esperanza al día en que “Él enjugará toda lágrima de sus ojos” y “hará nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:4–5). En este tiempo intermedio, oramos por lo mismo que el pueblo de Isaías—luz en nuestra oscuridad, paz en nuestro caos y justicia en nuestro mundo.

James K.A. Smith escribe: “Durante el Adviento de cada año, el año cristiano nos enseña a volver a ser Israel, reconociendo nuestro pecado y necesidad, esperando, anhelando, esperando, llamando, orando por la venida del Mesías, el adviento de la justicia y la irrupción del shalom. Pasamos por el ritual de desear el reino—una especie de santa impaciencia—al volver a vivir el anhelo de Israel por la venida del Rey. Estamos llamados a ser un pueblo de expectativa—esperando la venida (otra vez) del Mesías.”

En esta temporada de Adviento, no te apresures a pasar por la oscuridad. No la ignores, no escondas tus sentimientos. Tienes permiso para sentarte en ella, nombrarla y clamar a Dios desde ahí. Porque la historia del adviento nos dice esto: Incluso cuando el mundo parece más oscuro, la luz ya ha amanecido—y esa luz un día llenará la tierra, restaurando todas las cosas “hasta donde se encuentre la maldición.”

Que no crezcan más los pecados ni las tristezas,

Ni espinas llenen la tierra;

Él viene a hacer que sus bendiciones fluyan

Hasta donde se encuentre la maldición.

(Letra de “Joy to the World”)

Ponlo en Práctica: Sábado

El sábado se trata de descansar intencionalmente. Dios estableció el sábado después de terminar su obra de la creación, y nos mandó a guardar el sábado como una experiencia especial de descanso en Él. ¡Cada quien descansa de manera diferente! Como sea que se vea para ti, practica el sábado este fin de semana haciendo algo que te dé alegría y honre a Dios.

Para la Familia

Idea Principal: Un día, Cristo volverá para hacer nuevas todas las cosas.

Pregunten Juntos:

1. ¿Cómo puedes compartir la luz de Jesús con el mundo?
2. ¿Qué es algo que te gustaría que Jesús hiciera de nuevo algún día?

Oración

Señor, en la oscuridad que nos rodea, ayúdanos a recordar que tu luz ya ha amanecido. Enséñanos a esperar con esperanza, a anhelar que tu justicia y paz llenen la tierra. Que la promesa de tu venida llene nuestros corazones de alegría, incluso mientras clamamos, “Ven, Señor Jesús.” Amén.